Mabel Torres


La ciencia no avanza
 mediante declaraciones o consensos,
sino mediante experimentación
   
Va a llegar un momento  en el que no se podrá hacer el mínimo comentario sin que se ponga en marcha la nueva inquisición. Por ejemplo, si alguien se levanta temprano por la mañana y dice con pereza: ¡Tengo sueño!; entonces, rápidamente aparecerá de la nada un moderno divulgador de la ciencia que levantando un libro de Galileo gritará: ¡Pseudociencia!, ¡No hay ningún estudio que lo demuestre!, y a la hoguera por no seguir el método científico. A esta idiotez que cobra vida día sí, y al siguiente también, van dedicados los siguientes renglones.

El caso Mabel Torres

Mabel Torres era una científica y empresaria colombiana casi desconocida, especialista en el estudio de los hongos y sus posibles propiedades terapéuticas. Investigadora que desde hace años trata de reconciliar el saber popular con la ciencia. 

El 30 de diciembre de 2019 Mabel Torres se convertía la primera Ministra de Ciencia, Tecnología e Innovación de Colombia. Pasados unos pocos días un valiente periodista, Pablo Correa, publicaba en El Espectador un artículo titulado “La Ministra de Ciencia y su dudosa promesa contra el cáncer” que fue el pistoletazo de salida de una campaña por mar, tierra y aire en contra de la Ministra Mabel Torres.

Este valiente periodista, Pablo Correa, denunciaba que Mabel Torres: “se saltó todos los pasos del desarrollo de un producto farmacéutico a partir de plantas medicinales”. La cosa no paraba ahí, desde El Espectador se remitían a una entrevista de agosto de 2019 para continuar con la demolición de la ministra Mabel Torres. En esta entrevista la Ministra comunicaba que con una bebida funcional elaborada por ella, con ganoderma y otros extractos de frutas del Pacífico, había logrado buenos resultados en algunos pacientes con cáncer "y tuvimos casos positivos de resolución en cáncer de cérvix, seno y cerebro, especialmente”.

También se acusaba a Mabel Torres de rechazar el método científico por declarar en una entrevista con RCN que valoraba otros “métodos para adquirir conocimiento” y, ¡¡¡pseudociencia!!!!, tomaba en cuenta el “conocimiento ancestral”. Lo que para El Espectador, Pablo Correa y otros periodistas era un rechazo a la ciencia y al método científico. Desconozco que camino u ovillo mental les llevó a estas conclusiones, pero al final del sendero la conclusión era que  se podía acusar a a Mabel Torres de defender la pseudociencia y exigir su cese o dimisión.

En medio de este escándalo inventado, William Duca, reconocido filósofo colombiano trataba de mediar en la polémica poniendo algo de cordura. De forma educada entendía que todo se trataba de un mal entendido: los periodistas no tiene el mismo concepto de ciencia que la Ministra. Digo que educada porque si leemos lo escrito por el filósofo sobre el tema llegamos a la conclusión de que no hay mal entendido: estos periodistas valientes no tienen ni idea de lo que es el método científico.

William Duca trata de aclarar esta cuestión de forma didáctica, razonando sobre el ABC de los pasos del método científico, observar, elaborar una hipóteis y experimentar:

Incluso cuando no hay evidencia se tiene una hipótesis, una conjetura, diría Popper, y es justamente ahí donde empieza la indagación científica.

Por otra parte, tener evidencia que no es concluyente es la condición propia de la investigación de punta y generalmente se interpreta como “está abierta la puerta a seguir investigando” -que es exactamente lo que afirmó la ministra-.

la bebida no está sustituyendo o pretendiendo ser la “prueba en humanos” del producto en cuestión. Es apenas un procedimiento para crear condiciones iniciales de observación. Se observó que existe una correlación considerable pero no concluyente donde se registran algunos “casos positivos de resolución”.

Es esta observación la que permite formular una hipótesis y abrir una investigación sometida a todos los protocolos científicos. El suministro de la bebida está situado al comienzo de la investigación, no está situado en medio del proceso como una “prueba en humanos”. Y mucho menos al final, como el hallazgo de una “cura del cáncer”.

Aún así, la campaña en contra de Mabel Torres continuó y continua. William Duca pecó de ingenuo y pensó que todo el problema se podía reducir a la existencia de un conjunto de periodistas analfabetos, pero la cosa no era tan simple. Asociaciones científicas colombianas, entre ellas la Asociación Colombiana de Facultades de Medicina denunciaron, pasándose el método científico por la testosterona, que: “El derrotero de cómo hacer ciencia en nuestro país ha quedado en manos de la pseudociencia” .

El despropósito y la desproporción la continuaron las revistas Nature y Science que le dedicaron un espacio a Mabel torres mostrando su preocupación por unas declaraciones que no había realizado la Ministra de Ciencia (que tenía una cura para el cáncer) y por unos ensayos clínicos que están por hacer. La ministra no dio respuesta, creo yo, por la naturaleza de las preguntas que entran en el mismo saco que preguntar por los reyes magos.

Tras desprestigiar profesionalmente a Mabel Torres sin venir al caso, como veremos, Nature entra al tema del hongo  y  sus posibles propiedades anticancerígenas:

Mabel Torres, micóloga de la Universidad Tecnológica de El Chocó en Quibdó, era poco conocida en la comunidad científica hasta su nombramiento el 30 de diciembre. Los críticos señalan que su registro de publicación es limitado: solo 21 artículos, la mayoría de ellos sobre la taxonomía de los hongos grandes con forma de concha del género Ganoderma, utilizados tradicionalmente en la medicina china para tratar una variedad de dolencias.

Pero gran parte de la controversia en torno a Torres se relaciona con las afirmaciones públicas que ha hecho sobre las propiedades para combatir el cáncer de un extracto de Ganoderma que ella misma elabora. Torres, quien describió el extracto como "como un té, una bebida", dice que se lo ha dado a unas 40 personas con cáncer, algunas de las cuales, dice, han entrado en remisión después de tomar la infusión durante unos meses. El tratamiento no se administró bajo los auspicios de un ensayo clínico, ni la metodología de Torres fue aprobada por un comité de ética médica. Ella nunca ha presentado los resultados para su publicación en una revista revisada por pares.

Por tanto, muchos investigadores se preguntan si ella es la persona adecuada para liderar el tan esperado cambio de imagen de la ciencia colombiana. "Se ha expuesto al escrutinio de nuestra comunidad por no seguir los protocolos que todo científico debe seguir", dice el botánico Enrique Forero, presidente de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales en Bogotá. Teme que su cita pueda alentar a las personas que venden tratamientos médicos dudosos o no probados.

"Los comerciantes de esperanzas e ilusiones comenzarán a aparecer, produciendo remedios aquí y allá", dice Forero. "Y eso es muy, muy peligroso".

Tras tanta descalificación personal, lo agri-cómico, es que sobre las propiedades del hongo investigado por la Ministra de Ciencia la conclusión de Nature es la misma que la de la Ministra, falta investigación:

Sin embargo, la mayoría de los estudios incluidos fueron pequeños y su metodología fue débil, según la revisión Cochrane. (Torres no ha especificado qué especie de Ganoderma usa en su extracto).

La evidencia publicada detrás de las propiedades anticancerígenas de Ganoderma es, en el mejor de los casos, mixta.

Ha sido tanta la desproporción de los ataques, tan falaces los argumentos en contra de Mabel Torres que una de las reacciones en contra de esta campaña la han protagonizado mujeres colombianas. Con toda razón, cuando esta campaña es inexplicable por razones objetivas, es lógico pensar que es por otros motivos: el machismo y el racismo. Mabel Torres es mujer, negra y de ascendencia humilde. No creo que este haya sido el principal motivo, pero que esta campaña ha estado acompañada de racismo y machismo es una verdad incontestable. Sólo hay que pulsar aquí. 

Al otro lado del Atlántico, en España, El País volvía a ponerse una medalla al periodismo objetivo e independiente publicando la siguiente columna “Polémica en Colombia porque su ministra de Ciencia promueve un tratamiento pseudocientífico. Otra vez con la cantinela del consenso científico, los argumentos de autoridad y publicando declaraciones de un lado y ninguna del otro.

Si todavía estás ahí, aquí empieza lo interesante.

Aunque el pollo este, el Pablo Correa, y el gremio de la intoxicación han transmitido la falsa impresión de hablar por la ciencia, de ser portavoces de ésta, en Colombia la “ciencia” está dividida. Ocho universidades públicas colombianas, agrupadas en el Sistema Universitario Estatal del Caribe, han salido en defensa de la Ministra Mabel Torres: “Somos conocedores de su compromiso y capacidad de gestión para lograr consolidar la labor científica que la nación necesita”.

Volviendo a la campaña en contra de la Ministra de Ciencia colombiana. Mi hipótesis es que su plan de poner una las mayores riquezas del país, la biodiversidad, "las hierbas", al servicio del desarrollo de Colombia choca con otros intereses. La biopirateria.

Que la campaña en contra de la ministra continua bajo nuevas formas, ya no es por pseudociencia, sino por engordar su C.V. refuerza mi hipótesis, la ministra tiene que caer sí, o sí. El motivo es lo de menos. 

Sobre mi hipótesis, falta pasar al siguiente paso del método científico: que alguien investigue al periodista valiente y a los impulsores de las campañas en contra de la "pseudociencia". 


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