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radiografía de una epidemia: carta de un náufrago

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Me dicen que he venido a realizar no se qué fin social;  pero yo siento que yo, lo mismo que cada uno de mis hermanos,  he venido a realizarme, a vivir.  Unamuno   He estado esperando un año para poder escribir las líneas que siguen. En mayo del año pasado el Gobierno de España (me) nos concedió la libertad vigilada. Tras un secuestro de tres meses (esa ocurrencia llamada confinamiento) hemos paseado durante un tiempo sin mascarillas por las calles, compartido el transporte público con desconocidos, viajado a otras comunidades o al extranjero compartiendo aire, virus y bacterias.  Al principio salimos a la calle con temor, con recelo. Poco a poco, las terrazas se llenaron de convivientes y no-convivientes. Los jóvenes volvieron a ser jóvenes y comenzaron a explorar los límites de la “nueva realidad”. ¿Qué podía ocurrir si se generalizaban los encuentros y las fiestas entre los adolescentes? ¿Qué impacto tendría el “libertinaje” de nuestra juventud en la salud de los mayores?  Escribo d

máscaras blancas

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  Deberíamos tomar con precaución  extraer de una experiencia tan sólo la sabiduría que contiene, y detenernos en ese punto; si no, seremos como el gato que se sienta sobre la tapa de una estufa ardiendo. El felino no volverá a acomodarse nunca más en una estufa caliente; pero tampoco volverá a hacerlo en una fría.  La travesía del Pacífico. Mark Twain

una pizca de auto-ayuda: Danser Encore

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vacunas y controversias II

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  La verdad es el don más preciado que poseemos.  Economiscémosla . La travesía del Pacífico.  Mark Twain   Allá por el año 1586 a Simón Stevin se le ocurrió que quizás Aristóteles (384a.C-322a.C) pudiera estar en un error cuando dejó por escrito que los cuerpos pesados caen más rápido que los ligeros. A diferencia de la ciencia que le precedió, Stevin no buscó la verdad en los libros ni en los argumentos de autoridad. Rompiendo una tradición milenaria, se atrevió a refutar la “verdad” de Aristóteles y el “consenso científico” mediante un sencillo experimento. Observó si lo dicho por Aristóteles era cierto o no lo era con un simple diseño experimental:   tomemos dos balas de plomo, una de ellas diez veces mayor en peso que la otra, que dejamos caer juntas a una altura  de treinta pies sobre una plancha u otra cosa que suene con claridad, y se verá que la más ligera no emplea diez veces más tiempo para caer que la pesada, sino que caen con tanta igualdad sobre la plancha que ambos ruido

la ciencia y sus circunstancias

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si mi educación protestante no hubiera despertado en mi la atención que debo prestar a mi vecino, y si mis dos abuelos no hubieran despertado mi sentido del deber. Durante la guerra, ambos hicieron lo que tenían que hacer, bajo su propio riesgo. Estos son mis fundamentos.  Irène Frachon   Esta semana  diversos medios han informado acerca de la sentencia de un tribunal francés referente al medicamento mediator comercializado por la farmacéutica Servier. Terminando, al menos parece , una historia que ha durado décadas. La comercialización de la mercancía comenzó, allá por los años setenta, siendo mediator un fármaco indicado para personas con diabetes tipo 2 y sobrepeso. Con el tiempo la farmacéutica amplió el negocio encontrando miles de nuevos consumidores del fármaco, personas sanas. Con una buena campaña de promoción el fármaco pasó a ser popular como un producto eficaz para perder peso. Esta ampliación de negocio fue posible gracias a uno de los componentes de esta mercancía, un sup