rePENSAR la pandemia 2



no sabemos por qué Alemania tiene 48 muertos y España 1.000
Fernando Simón (20 de marzo de 2020)


No pensaba volver al tema de la pandemia; es casi inútil cualquier esfuerzo por tener una conversación razonada alrededor de este tema. La gestión en España de una pendemia que se ha llevado 45.000 personas por delante ha sido un éxito y punto; si no ha sido un éxito es por la tardanza en el encarcelamiento de más de 40 millones de personas; las bondades del confinamiento son incuestionables. El-la que diga lo contrario es terraplanista, negacionista, golpista, y la lista de -istas es casi interminable.

Pero, que la conclusión y resolución del gobierno sobre la alta mortalidad del coronavirus en España sea que ha faltado "ciencia", afirmación que me daja perplejo, más el debate actúal con el tema de las mascarillas me ha animado a re-pensar de nuevo la pandemia.

MASCARILLAS

Múltiples miradas te crucifican cuando, a cuarenta grados de temperatura, paseas sin esconderte  tras una mascarilla manteniendo la adecuada distancia interpersonal. Mientras, el colectivo mascarilla erre que erre se mira el ombligo, y como Narciso, se encuetra estupendo y solidario. Esto, aunque la evidencia científica aconseje el uso de mascarilla sólo en ocasiones determinadas. 

El 14 de julio Wang et al presentaron una nueva evidencia de que el uso universal de mascarilla entre los trabajadores de la salud y los pacientes puede ayudar a reducir la transmisión de las infecciones graves por el coronavirus 2. Hay suficiente evidencia científica para poder afirmar que el uso de mascarilla es útil en determinados contextos.

Sobre el uso de mascarillas, la evidencia científica es clara y la recomendación basada en esta evidencia no debería ser otra que la siguiente o similar:

Se considera que la mascarilla no debería ser de uso obligatorio en los espacios públicos, pero sí se considera que es necesario fortalecer el mensaje de que es altamente recomendable su uso cuando no se puede mantener la distancia interpersonal, especialmente en espacios cerrados.” (Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene. 2020)

En tono jocoso el inmunólogo Beda M. Stadler, ex director del Instituto Universitario de Inmunología del Hospital Insel, en Berna, Suiza, y profesor emérito de Inmunología de la Universidad de Berna, apunta que:

 Aquellas personas jóvenes y sanas que actualmente caminan con un barbijo en sus caras estarían mejor si en cambio usan un casco, porque el riesgo de que les caiga algo en sus cabezas es mayor que el de contraer un caso grave de covid-19 (23 de julio de 2020)

El uso voluntario de  la mascarilla en todo lugar y todo momento tiene su raíz en, al menos, dos fenómenos: 

El papel activo de una prensa y “ciencia” que han creado el escenario apropiado para justificar cualquier medida, por estúpida que sea, sin ninguna respuesta contraria entre la población.

Segundo, la politización intencionada de la pandemia ha  creando de forma intencionada falsas disyuntivas; si no se está con el gobierno de progreso se está con VOX y aquí tenemos ya la falacia del falso dilema. No cabe tercera opción. 

Entre tanto alboroto la mala ciencia se desarrolla que es una barbaridad. Fake ciencia condensada en las palabras de Pedro Sánchez: “el virus no diferencia entre clases y territorios”.

MALA CIENCIA

En el siglo XIX, Pettenkoffer, partidario de la teoría de los miasmas llevó a cabo un experimento en principio crítico. Ingirió un cultivo reciente de bacilos del cólera con el objeto de rebatir la teoría microbiana de las enfermedades. El septuagenario Petenkoffer, aunque pueda sorprender, no enfermó. Aunque tampoco tumbó la teoría de sus adversarios ya que éstos, que no eran idiotas, intuían que los pequeños seres vivos descubiertos por Koch no eran omnipotentes. Que el organismo se defiende y que cada organismo posee una capacidad de respuesta diferente.

En el siglo XXI, el equipo medico-militar que replicó el virus de la “gripe española” tuvo que reconocer que la letalidad de este virus se debía a una conjunción de factores: el propio virus, la vía de transmisión y el sistema inmune de la persona infectada. 

El caso es que este virus "resucitado" sucumbía ante un modesto anti-gripal común y no poseía ninguna característica que explicara, por sí sola, la alta mortalidad causada.

Parece que en 2020 tanta complejidad no da dinero; ni hay “científico” que la resista. 

Desde el siglo XIX la biología de estas cuestiones no ha cambiado; lo que ha cambiado es la cabeza de algunos biólogos, médicos, matemáticos, escépticos, etc., que habitan un mundo delirante y diría que bastante ario.

El retomar “repensar la pandemia” me ha costado, pero retomo por varios motivos. 

Uno, que no todo es falso dilema, ya hay por ahí gente escribiendo cosas muy interesantes, lo que me va ahorrar esfuerzo a la hora de presentar un punto de vista al margen del falso dilema. 

Dos, ya tenemos más datos que van componiendo la realidad de la pandemia. Tanto es así, que ya podemos preguntarnos si el Dr. John Ioannidis, maltratado por medios y “científicos”, tenía razón cuando dijo que las decisiones tomadas por muchos Estados se estaban tomando sin ningún respaldo científico. 

Tres, la mala ciencia, que ha convertido el virus en el único factor de la pandemia, esconde la situación de las personas en situación vulnerable. De este modo un problema social acaba convertido en técnico. Una solución política pasa por “científica”: una vacuna para que todo continúe igual. 

LOS MODELOS MATEMÁTICOS

Los modelos matemáticos que han justificado los confinamientos son sencillamente erróneos (disparatados). Un ejemplo claro de ésto son las predicciones de estos modelos sobre Suecia, cuyo gobierno ha seguido un camino criticado por científicos y medios de todo el mundo, especialmente de aquellos países que han puesto en marcha confinamientos más duros  o medievales como en España. 



Consultados los datos de Euromomo, en Suecia el exceso de mortalidad durante la pandemia es comparable a un año de mala gripe, mientras que en España hemos vivido la peste negra. Tanto por mortalidad como por las medidas, repito, medievales que se han tomado. 


  
Siguiendo el razonamiento de Pedro Sánchez que asegura que el confinamiento extremo ha salvado 400.000 personas en España, con modelos que predecían que el COVID-19 se asemejaría a la “gripe española”, podemos decir que en Suecia, sin confinamiento, se han salvado 90.000 vidas, que es la resta entre los fallecidos y las 96.000 muertes previstas por estos modelos matemáticos para agosto. 

Haciendo caso a estos modelos matemáticos  se ha llegado asegurar que si todo el mundo siguiera el modelo sueco se producirían en el mundo millones de muertos. Sin embargo, en Suecia los datos del exceso de mortalidad de estos meses nos dicen que sus habitates han sufrido algo similar a la campaña de gripe de 2015 en España.

Estos erróneos modelos matemáticos, no sólo han justificado medidas extremas como las tomadas por el gobierno español y ratificadas por unanimidad por todos los partidos de oposición, que apoyaron el confinamiento extremo sin excepción; sino que también se han usado para presionar a gobiernos que como el de Japón  han manejado el coronavirus sin confinamiento, sin hospitalismo, pero con una robusta medicina comunitaria en acción.

Japón se ha convertido en un enigma para Occidente. Los modelos matemáticos predecían que los casos graves  llegarían en Japón a los 800.000, de los cuales morirían unas 400.000 personas. Tokio, por la densidad de población y la virulencia del virus, estaba condenada a ser Nueva York, pero a lo bestia. Las medidas tomadas por el gobierno japonés han sido tan quirurgicas comparadas con la persecución del virus a martillazos en Europa, y han estado tan alejadas de España e Italia, que se llegó a acusar al gobierno japonés de poner la celebración de los Juegos Olímpicos por encima de la salud de la población. A día de hoy, las muertes se aproximan al millar en un pequeño país habitado por 127 millones de personas.

El Dr. John Loannidis ya avisó en su momento  que los modelos matemáticos tomados en cuenta por gobiernos como el español, no sólo no eran la realidad, eran modelos, sino que además eran erróneos. 

Una vez que el desarrollo de la pandemia ha demostrado que los modelos son erróneos, Loannidis ha señalado los fallos de éstos. Algunos errores son los siguientes:

Falta de incorporación de características epidemiológicas

Casi todos los modelos de mortalidad de COVID-19 se centraron en el número de muertes, sin considerar la estructura de edad y las comorbilidades.

En España más del 70% de los fallecimientos han ocurrido en residencias de ancianos; entre personas con una o más enfermedades o trastornos previos a la infección.

Falta de transparencia

Muchos modelos utilizados por los responsables políticos no fueron revelados en cuanto a sus métodos; la mayoría de los modelos nunca fueron formalmente revisados por pares y la gran mayoría no ha aparecido en la literatura revisada por pares, incluso muchos meses después de que dieron forma a las principales acciones políticas.

A esto hay que sumar otros factores que no han tenido en cuenta estos modelos como el de los progresos en los tratamientos durante la pandemia. En este momento varios medicamentos se han mostrado eficaces para evitar la muerte de los pacientes graves mientras su organismo combate la infección provocada por el coronavirus. 

Se encuentra la dexametanosa, un medicamento barato, que suaviza la “tormenta de citoquinas” y salva vidas. Medicamentos que previenen la formación de coágulos sanguíneos, etc. En este contínuo aprendizaje sobre los tratamiento, incluso, se está cuestionando si el uso de ventiladores mecánicos es apropiado o ha aumentado la mortalidad de los pacientes.

Sobre los modelos matemáticos que han sido utilizados para justificar los confinamientos el immunólogo Dr. Beda Stadler da su opinión:

Demasiados científicos están mirando intensamente sus modelos matemáticos, en lugar de observar el mundo por lo que es. Esto los lleva a teorías que no se sostienen.

Sería más inteligente tomar en serio los últimos conocimientos... Por ejemplo, nuevos estudios muestran que una parte significativa de la población era parcialmente inmune incluso antes de que estallara la epidemia. Además, hoy se sabe que el virus afecta principalmente donde las situaciones sociales son difíciles y donde el sistema de salud no está a la altura.


TASA DE MORTALIDAD:

Si los modelos matemáticos eran exagerados en cuanto a la capacidad de contagio del coronavirus, también lo fueron en cuanto a la letalidad del virus.

Hoy, a julio de 2020, casi nadie niega (ni los documentos técnicos que elabora el Ministerio de Sanidad español) que las previsiones iniciales sobre la letalidad del nuevo coronavirus fueron algo más que exageradas. 



En un reciente documento firmado, entre otros, por Fauci (Miembro de la Academia Nacional de Ciencias y director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de Estados Unidos), se realiza una aproximación más realista a la tasa de motalidad, que está lejos de los anunciado por la Organización Mundial de la Salud (3%) cuando dio la alarma mundial, allá por enero o febrero.

En el documento se explica, teniendo en cuenta la evidencia actual, que:

las estimaciones de las tasas de mortalidad por infección inferidas de los estudios de seroprevalencia tienden a ser mucho más bajas que las especulaciones originales hechas en los primeros días de la pandemia.” “La tasa de letalidad puede ser considerablemente inferior al 1%. Esto sugiere que las consecuencias clínicas generales de Covid-19 pueden ser más parecidas a las de una influenza estacional severa (que tiene una tasa de letalidad de aproximadamente 0.1%) o una influenza pandémica (similar a las de 1957 y 1968) en lugar de una enfermedad similar al SARS o MERS, que han tenido tasas de letalidad de 9 a 10% y 36%, respectivamente.

Aunque se admite que:

“La tasa de mortalidad por infección de COVID-19 puede variar sustancialmente en diferentes lugares y esto puede reflejar diferencias en la estructura de edad de la población y la combinación de casos de pacientes infectados y fallecidos, así como muchos otros factores.”

Esta última afirmación es evidente. En países como Noruega, Alemania o Japón el virus ha sido menos virulento que una gripe común, mientras que en Inglaterra o España se ha comportado como la peste negra, fundamentalmente con las personas mayores. Lo que me lleva a otra pregunta que creo que está más que justificada:

 ¿De qué han servido a las personas mayores lasmedidas más drásticas y más estrictas de Europa y del mundo” justificadas con erróneos modelos matemáticos?

Siguiendo con el tema, el 13 de junio The National Herald Follows publicaba una entrevista al Dr. John Loannidis que, preguntado por la tasa de mortalidad del nuevo coronavirus y las correcciones realizadas  por el Centro para la Prevención y el Control de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) daba una más que ineresante respuesta: 

TNH: La tasa de mortalidad (IFR) dada oficialmente por los Centros para el Control de Enfermedades de los Estados Unidos (CDC) recientemente está muy cerca de sus estimaciones. ¿Qué está pasando exactamente con IFR?

JI: Creo que estos son los mejores tasadores que tenemos en este momento. El CDC estima que los pacientes asintomáticos son del 35%. La tasa de mortalidad del 65% restante es del 0,4%, por lo que el 0,26% en general, de acuerdo con el escenario prevaleciente, porque también prueban escenarios con mortalidad más baja o más alta. Los números están muy cerca de lo que sugerí como muy probable. Pero lo que vemos es que la mortalidad no es un número. Lo dije desde el principio. No es lo mismo en todas partes. Será muy bajo si tenemos poblaciones en su mayoría jóvenes, que tienen una buena atención médica, y donde el sistema de salud no se ve afectado por una ola epidémica que lo cataliza. En este caso, los números son más pequeños. Si tenemos hacinamiento, mala salud, acceso deficiente al sistema de salud, infecciones hospitalarias, así como infecciones en hogares de ancianos, que si se ven afectados por el virus pueden matar a muchos, en estos casos los números serán más altos. Había dado un rango de 0.05 a 1%. Depende de nosotros cómo manejar la epidemia para evitar altas tasas de mortalidad. Si protegemos nuestros hogares de ancianos, si evitamos las infecciones hospitalarias para que los médicos y los pacientes vulnerables no se infecten, así como si protegemos a los grupos de población vulnerables, podemos minimizar la mortalidad. Los datos que tenemos nos dan suficiente optimismo para poder manejar la pandemia de manera efectiva con medidas de protección específicas y quirúrgicamente precisas.


CONTAGIO EN HOSPITALES

El problema del contagio en hospitales se conoce desde el inicio de la pandemia en China. En un estudio realizado en diciembre de 2019 en Wuhan y publicado en febrero del 2020 ya se ponía de manifiesto el peligro del contagio hospitalario. El estudio tiene relevacia por los datos aportados:

Sobre 138 pacientes hospitalizados en un centro en Wuhan se calculó una posible transmisión hospitalaria de COVID-19 en el 41% de los pacientes con una mortalidad del 4% aproximadamente. Este último dato también es importante, pues muestra como las primeras suposiciones de la OMS sobre la letalidad del coronavirus (3%) estaban calculadas sobre la mortalidad en hospitales chinos, es decir generalizaron el dato de la mortalidad de los pacientes más graves (los hospitalizados de los cuales el 26% recibió cuidados intensivos) a toda la población.

En Japón atribuyen en gran parte el éxito en el control de la pandemia precisamente a los filtros puestos a la población para limitar el acceso a los centros sanitarios.

Oshitani Hitosi, profesor del departamento de virología de la facultad de medicina de la Universidad de Tohoku explicaba como una parte de la estrategía japonesa frente a la pandemia consistió en limitar las pruebas (RT-PCR) para el coronavirus y el acceso a los recursos sanitarios :

limitar el acceso a las pruebas y las visitas al médico fue una parte importante de la respuesta a este virus. Quienes critican este curso de acción no ven el bosque por los árboles.... las personas con síntomas leves deben comunicarse con un Centro de Atención telefónica para retornados japoneses y contactos potenciales sólo cuando tienen fiebre de 37.5ºC o más durante cuatro días. Esta política de pruebas limitadas se derivó de las experiencias pasadas con brotes de gripe. Cuando ocurrió la pandemia de gripe H1H1 en 2009, muchas personas acudieron a clínicas ambulatorias para hacerse la prueba.  No sólo tuvieron que esperar muchas horas, sino que las salas de espera se convirtieron en entornos “3C´s” (lugares cerrados, llenos de gente y entornos de contacto cercano propicios para convertirse en el inicio de múltiples cadenas de contagio). Es por eso que, al menos entre los médicos japoneses, hubo un entendimiento compartido de que las pruebas caóticas emporarán las cosas.

Por tanto, desde enero el mundo tenía la experiencia china sobre transmisión hospitalaria. Los japoneses además tenían su experiencia sobre la gripe porcina de 2009 y el público en general tenía a su disposición de forma libre y abierta estudios sobre las lecciones que se debían aprender sobre la gripe porcina de 2009. Lecciones que no llgaron al equipo de D. Simón en España, ni a Lombardía ni a  Inglaterra, ni a la prensa que presume de objetividad y de no publicar fake news:

La amplia cobertura mediática, así como los comunicados de prensa del gobierno, provocaron pánico y un miedo indebido en la población. Esto dio como resultado que los departamentos de emergencias y las cirugías médicas se abrumaran con solicitudes, inicialmente de antivirales y luego de vacunación. El efecto de esto fue que aquellos que tenían muchas más probabilidades de estar en riesgo de esta infección a menudo no podían acceder a los medicamentos. La gran mayoría de las personas que no tienen factores de riesgo solo necesitaban quedarse en casa y mejorar por sí mismas (generalmente dentro de 2 o 3 días) y buscar ayuda médica solo si desarrollaron síntomas para sugerir que desarrollaron una complicación secundaria como bacteriana neumonía. (Swine flu: lessons we need to learn from our global experience. Peter Collignon. 2011)


ESTUDIO DE LA UNIVERSIDAD DE VIENA

Pese a lo que conocemos actualmente, que en los países donde se ha logrado que no haya brotes en residencias de ancianos y hospitales es donde el número de muertos es menor, la Universidad de Viena ha publicado un estudio sobre las medidas más efectivas en eso que se ha llamado “aplanar la curva” sin distinguir entre personas en situación vulnerable (las 3Cs de los japoneses) y el resto de la población.

El estudio, creo que puede ser engañoso. Con medidas similares el caso de Noruega es diferente al de Suecia en cuanto a la letalidad del coronavirus. Diferencia que se explica por la alta mortalidad en residencias de ancianos. En Suecia el 75% de sus fallecidos murieron en residencias de mayores, mientras que en Noruega han tenido un gran éxito al evitar el contagio de la gente mayor. 

Sin embargo, el estudio es interesante para conocer qué medidas han sido más eficaces a la hora de contener la infección entre la población en general.

La investigación de la Universidad Médica de Viena, por ahora es única, ya que estudia y compara diferentes paquetes de medidas tomados en más de 70 países. 

Se reconoce que:

las intervenciones no farmacéuticas (INF) para mitigar la propagación del SARS-CoV-2 a menudo se implementaron bajo considerable incertidumbre y falta de evidencia científica.” y que por tanto es necesario: “Evaluar la efectividad de las intervenciones individuales es fundamental para los futuros planes de respuesta en preparación .”

Otra conclusión del estudio es que “cuanto antes mejor, cuenta”. Las mismas INF no tienen la misma efectividad si se toman tarde.

Cómo conclusión, cuatro INF implementadas a tiempo, son las que conjuntamente producen un mejor resultado en la contención de la propagación del coronavirus: distanciamiento social, restricción de viajes, estrategias de comunicación de riesgos e intervenciones que eviten la sobrecarga del sistema sanitario.

El estudio muestra que hay INF altamente efectivas y considerablemente menos intrusivas y costosas que los bloqueos (confinamientos). El estudio es coherente con lo sucedido en países como Japón, Suiza, Alemania o Noruega.

A día de hoy, no existe ninguna evidencia científica que demuestre que un confinamiento a la española haya tenido alguna utilidad, pero si hay una montaña de evidencia científica sobre los enormes costos de los confinamientos, tanto humanos como económicos, que además siempre recaen  sobre la población que vive o sobrevive en condiciones de marginación y exclusión social.

NORUEGA

El gran bulo sobre la situación en España es el siguiente: todo los países han llegado tarde, la situación es la misma en todo el mundo y aquí se han hecho las cosas muy bien.

Pues, la verdad, en todos los países no ha pasado lo mismo. Y entre los países en los que no ha pasado lo mismo ya empiezan a aparecer las primeras valoraciones sobre la pandemia.

En Japón, donde el gobierno y el equipo científico que lo asesora recibieron todo tipo ataques (mienten sobre las cifras, van a sacrificar miles de vidas por unas olimpiadas, han puesto la economía por encima de las personas, etc.), ahora presumen de su estrategia: 1000 muertes en un país superpoblado sin hacer pruebas y sin confinar.

Aunque, si hay un caso interesante es el Noruego por la capacidad de autocrítica y transparencia demostrada por las responsables de las políticas sanitarias en los tiempos del coronavirus.

Steinar Holden, profesor del departamento de economía de la Universidad de Oslo, la cara visible el comité establecido por la Dirección de Salud de Noruega para llevar a cabo las  evaluaciones socio-económicas de las  medidas tomadas durante la pandemia, presentó el segundo informe de este comité de expertos el 22 de mayo. 

En el informe se valora que las medidas tomadas por el gobierno de Noruega el 12 de marzo han tenido un coste social altísímo, tanto para las personas como para la economía, concluyendo el documento que si hay un nuevo rebrote de coronavirus se aconseja no volver a confinar a la población.

En rueda de prensa Steinar Holden recomendaba:

"un enfoque mucho más ligero","Deberíamos comenzar con medidas a nivel individual, que es lo que tenemos ahora, y si hay una segunda ola, deberíamos tener medidas en el área local donde esto ocurra, y evitar medidas a nivel nacional si eso es posible". 

“La decisión de cerrar escuelas y jardines de infancia, limitar las reuniones a solo cinco personas, cerrar peluquerías y otros tratamientos uno a uno e imponer el trabajo a domicilio, ha sido costosa”, "Las medidas que aplicamos el 12 de marzo han tenido consecuencias bastante graves: estimamos el efecto de todas ellas en 27.000 millones de coronas (2.500 millones de euros) al mes"

Camilla Stoltenberg, presidenta del Instituto Noruego de Salud Pública (NIPH), máxima asesora del gobierno durante la pendemia, manifestó en la emisora estatal NRK que el análisis del NIPH sugiere que medidas menos restrictivas habrían sido suficientes:

"Nuestra evaluación ahora ... es que posiblemente podríamos haber logrado los mismos efectos y evitado algunos de los desafortunados impactos no bloqueándonos, sino manteniéndonos abiertos pero con medidas de control de infecciones".

El NIPH informó a principios de este mes que el número de reproducción del coronavirus había caído a 1.1 (un nivel de transmisión muy bajo) antes de que se anunciara el cierre el 12 de marzo.

Estudios realizados en Ingleterra, Suiza y España también indican lo mísmo en esos países, el número de reproduccion del coronavirus ya estaba bajando antes de la imposición de los confinamientos. En Suecia la curva de contagios ha sido similar a otros países sin confinamiento. 

Sobre la contención de las infecciones y el confinamiento, en España, según los datos de los dos estudios de seroprevalencia efectuados bajo la dirección del Ministerio de Sanidad, las personas que trabajaron en casa se han infectado más que las que han acudido a trabajar a sus centros de trabajo. Toda una paradoja. 

Otra cuestión importante sobre el caso de Noruega es que las medidas se pusieron en marcha sin aterrorizar a la población.

E. Solberg, la primera ministra noruega, a principios de abril y en rueda de prensa, se manifestaba de forma tranquilizadora, muy lejos del diagnóstico dado por Pedro Sánchez sobre la pandemía. También a años luz de los mensajes del fin del mundo de la prensa española. Vamos con la rueda de prensa de E. Solberg:

“Esto está dando miedo a muchos niños, lo entiendo perfectamente. De hecho, pueden estar un poco asustados, están sucediendo muchas cosas grandes a la vez. Está bien tener un poco de miedo a ser contagiado con el nuevo coronavirus, pero sabiendo que es inofensivo para la mayoría de nosotros” (abril 2020)


Falso debate

Relativo al debate sobre el confinamiento esta es la opinión de Camilla Stoltenberg:

No es tan sencillo como eso. No es cuarentena sí o no. Si se compara la respuesta noruega con la de Francia y otros países, no hemos tenido un confinamiento como el de ellos. Aquí ha sido mucho más relajado. Cualquiera puede salir en cualquier momento, se puede ir a caminar o a correr y las tiendas han estado abiertas todo el tiempo. No se impusieron restricciones respecto de cuándo ir, aunque sí en cuanto a mantener la distancia y al lavado de manos. Pero más allá de eso, las cosas han sido bastante más parecidas a lo habitual. Si bien Suecia eligió otro camino, muchas de las restricciones que estableció no son muy diferentes de las que estamos usando en Noruega, Dinamarca, Finlandia e Islandia. Entonces, esas distinciones no son tan claras como se podría creer. No es una cuestión dicotómica.

No es tan fácil como decir que Suecia hizo algo completamente diferente que todos los demás, porque entre los países que decretaron cuarentenas más estrictas o totales, muchos tuvieron tasas de mortalidad muy elevadas. Han tenido problemas como los de Suecia, pero a otra escala. 

El debate sobre confinamiento o no confinamiento es un debate falso. Aunque los países con confinamientos más estrictos o brutales como el español han sido un absoluto fracaso.

Lo que diferencia realmente a unos países de otros es la mortalidad de personas mayores en las residencias de ancianos. El 75% de las personas fallecidas en Suecia lo han hecho en centros de este tipo. La falta de confinamiento no ha protegido a las personas mayores en Suecia de la misma manera que las personas mayores morían en España mientras se “aplanaba la curva”. Otros lugares en los que se ha dado una alta mortalidad en Suecia han sido los hogares de los barrios pobres donde conviven hacinadas varias generaciones.

La mortalidad en Europa está asociada a marginación y pobreza mientras que las medidas en España y otros países se han orientado a “cuidar a los que menos lo necesitan”. Al margen de lo que decían los datos que desde enero se conocían sobre China: media de edad de las personas ingresadas en los hospitales chinos por COVID: 65 años; media de edad de las personas fallecidas: 80 años.

Voy terminando esta parte dedicada a este falso debate repitiendo las siguientes de palabras John Loannides:

Si protegemos nuestros hogares de ancianos, si evitamos las infecciones hospitalarias para que los médicos y los pacientes vulnerables no se infecten, así como si protegemos a los grupos de población vulnerables, podemos minimizar la mortalidad. Los datos que tenemos nos dan suficiente optimismo para poder manejar la pandemia de manera efectiva con medidas de protección específicas y quirúrgicamente precisas. 

Dr. Beda Stadler:

Visto desapasionadamente para los jóvenes y las personas sanas, el coronavirus no era un peligro mortal incluso antes, aunque siempre se ha afirmado lo contrario. Covid-19 es extremadamente selectivo. Incluso si tienes 70 años, si no tiene un enfermedad básica el riesgo de muerte es bastante bajo. En realidad, el virus representa un peligro real solo para muy pocas personas. 

Me pregunto: ¿cómo es posible que desde enero o febrero no se hiciera en España nada por los colectivos más vulnerables al coronavirus?


DATOS ACTUALES EN ESPAÑA

En la actualidad, según una reciente encuesta, los españoles son los ciudadanos europeos con más miedo al coronavirus. Un 40% tiene miedo a contagiarse y supongo que a morir.

¿A qué tienen miedo los habitantes de este país llamado España?

Pues, según la “Información Científico-Técnica: Enfermedad por coronavirus, COVID-19” (3 de julio de 2020) que difunde el Ministerio de Sanidad a una enfermedad que cursa en la actualidad de forma leve o asintomática para la mayoría de las personas infectadas:

En el momento actual, se observa un curso aparentemente más benigno de la enfermedad, con un mayor porcentaje de personas asintomáticas y de curso leve, que en el pico de la epidemia no eran detectadas. Con datos del día 24 de junio (actualización 146, Ministerio de Sanidad), en los 7 días previos se habían diagnosticado en España 1.755 nuevos casos, de los cuales 1.501 (85,5%) eran asintomáticos y 254 (14,5%) presentaron síntomas. En este período, precisaron ingreso hospitalario 150 (8,5%) personas, y 16 (0,9%) ingreso en UCI.

Es posible que una vez que la transmisión se vea reducida a brotes y agrupaciones de casos que sean controlables, en población mayoritariamente joven y sana, el curso clínico torne aún más benigno, aunque esto dependerá de que la población vulnerable esté más protegida y no se produzcan grandes brotes en contextos de alto riesgo como centros sanitarios o socio-sanitarios de mayores.

El curso benigno del coronavirus está también repaldado por los datos de mortalidad. Durante las tres primeras semanas del mes junio, se contaban en España 3.296 muertes menos que el promedio del mismo periodo de los cuatro años anteriores.


Actualmente el número de reproducción básico que mide la velocidad con que puede propaga el coronavirus es cercano a 1. Si el número de reproducción es mayor que 1 la enfermedad se estaría propagando ya que este número se corresponde con el número promedio de casos nuevos que genera un sólo caso. En este momento el coronavirus está lejos de tener una tasa de reprodución propia de una epidemia. Más bien, de una enfermedad en retirada. 

Sobre las principales víctimas del coronavirus, al menos en Madrid, se puede decir que la gente mayor que se tenía que morir, por desgracia, ya ha muerto de coronavirus, de miedo o de abandono y que la que ha sobrevivido ya está inmunizada. 

El Hospital Gregorio Marañón de Madrid ha realizado un estudio en 13 residencias de mayores cuyos resultados mostraron que el 70% de las personas mayores tienen anticuerpos de coronavirus.

El Dr. Emilio Bouza, que diseñó este estudio concluye que:


Entre el 60 y 70% de los mayores estudiados tienen anticuerpos, con lo cual ya pueden hacer una vida normalizada, como recibir visitas de sus familiares o incluso salir a dar paseos.

Con estos datos ¿Por qué tienen tanto miedo las personas que viven en España al coronavirus? Un virus que cada día que pasa tiene un curso clínico más benigno y cuyo número de reproducción es próximo a 1. ¿Para qué tanto miedo?

CIENCIA ESPAÑOLA

La ciencia española (biotecnología y farmacéuticas) no deja de exigir dinero y ha tenido la oportunidad de demostrar su utilidad en la pandemia. Los resultados no dejan bien parada a esta ciencia española. Los resultados son los que son: de una inutilidad sonrojante.

Inmutable ante toda la nueva información que disponemos sobre el coronavirus la “ciencia española” sigue empeñada en que el virus lo explica todo. Empeñada en explicar la pandemia y sus consecuencias recurriendo a una sola variable, el virus:

“la ciencia estuvo siempre ahí para salvar a la humanidad y que la culpa de todo la tiene el virus, solamente el virus, y que nada de esto se nos olvide.”

Pero, aunque la población aterrada que habita este país llamado España tiene la convicción de que la ciencia española lo solucionará todo. Y además, es de la opinión infundada de que la ciencia española representa a la “Ciencia” y no hay más ciencia. Lo cierto, es que hay Ciencia más allá de ese colectivo de pedigüeños que representa a la “ciencia patria” (farmacéuticas y biotecnológicas). 

La otra ciencia, la de verdad, mantiene un posicionamiento distinto. No todo es el virus: “hoy se sabe que el virus afecta principalmente donde las situaciones sociales son difíciles”. Dr. Beda Stadler


PASADO FICCIÓN

Con el conocimiento actual, ya se puede hacer pasado ficción:

¿Qué hubiera ocurrido si en febrero de 2020 se hubieran tomado medidas de protección para las personas mayores?, ¿Si se hubiera dotado a hospitales y residencias del material y personal adecuado?, ¿Si en vez de tanto hospitalismo tuvieramos una medicina comunitaria y preventiva decente?, ¿Qué hubiera ocurrido si desde el 9 de marzo las salas de urgencias de los hospitales no se hubieran abarrotado durante horas de personas aterradas contagiándose unas a otras?, ¿Qué hubiera pasado si se hubieran relizado recomendaciones simples y básicas: lavado de manos y distancia personal en lugar de aterrorizarnos?, etc.

¿Qué hubiera ocurrido si las universidades públicas fueran independientes de las farmacéuticas y biotecnológicas? ¿Qué hubiera ocurrido si la universidad pública formara científicos en lugar de relaciones públicas de farmacéuticas y biotecnológicas? 

¿Hubieran fallecido 45.000 personas?, ¿Se habría impuesto este confinamiento salvaje a 45.000.000 de personas?

Otras preguntas

En abril de 2016 una editorial del Journal of the American Medical Association  destacaba la relación que existe entre mortalidad y el nivel de renta, teniendo en cuenta la última evidencia científica:

El hallazgo de que el ingreso predice la mortalidad tiene una larga historia. Los estudios del siglo XIX incluyen Villermél en París, Francia, en 1817, Engels en Manchester, Inglaterra, en 1850, y Virchow en la Alta Silesia en 1847 hasta 1848. Los análisis modernos incluyen el estudio Whitehall de funcionarios británicos, cuyo estado se midió por los ingresos, así como hallazgos similares para otros países europeos. De hecho, el gradiente de mortalidad por ingresos se encuentra donde y cuando se busca. La declaración de Virchow de que "la medicina es una ciencia social y la política no es más que medicina a mayor escala" no ha perdido nada de su resonancia. Sin embargo, la corriente principal médica, mirando hacia atrás a Koch en lugar de Virchow, enfatiza la biología, los factores genéticos, las enfermedades específicas, el comportamiento individual, la atención médica y el seguro de salud.

Sin embargo, la conclusión del gobierno respecto a lo sucedido con el coronavirus en España, descartando toda variable social, ajeno a lo sucedido, es la siguiente:

La experiencia con el COVID-19 ha situado a la ciencia y la innovación en el centro de las soluciones, no solo de la pandemia sino de la reconstrucción del país. Los avances en conocimiento e innovación son los que nos permitirán afrontar esta pandemia y estar preparados para futuras emergencias sanitarias, pero también los que posibilitarán generar industrias y empresas competitivas de alto valor añadido y avanzar hacia una sociedad más sostenible, tecnológica, justa y segura.

Me pregunto, ¿Qué relación tiene la “ciencia” con el cuidado de la gente mayor?, ¿Con qué nueva pastilla piensan solucionar el abandono y la marginación de las personas mayores con menos recursos económicos?

Me pregunto, ¿Qué debería pensar sobre un gobierno que aprovecha un drama con 45.000 fallecidos para financiar y promocionar grandes negocios privados? Me pregunto también, si esto sería posible sin una población aterrorizada.

Desde la Península Indignación:

No puedo despedirme sin ser justo. Hay una ciencia española que no ha dado una sola noticia sobre su utilidad para salvar vidas, lo que no quiere decir que toda la ciencia española sea fake. Estoy en la obligación de reconocer que la ingenieria social española ha funcionado y funciona de forma sobresaliente.


Comentarios

  1. Muy bueno, Jose, lo leeré otra vez para asimilarlo mejor. Hay una cosa que me tiene intrigado últimamente, y es todo el tema relativo a cómo se establece quién tiene el virus. ¿Son los PCR fiables o, como afirman algunos, hasta su creador dijo que no valían para esto? ¿Cuál es el criterio para establecer la cantidad de gente infectada? Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias José, hasta septiembre no voy a volver al blog, que estoy de vacaciones, así que te da tiempo para releerlo.
      En cuanto a las PCR hablando con personal sanitario me han dicho que tienen una fiabiliad del 70%, pero esto es si te crees que funcionan. Sobre la cuestión técnica en cuanto a si funcionan yo no te puedo decir.
      Sobre Kary Mullis, Premio Nobel por las PCR, lo "conocí" en tiempos del SIDA a través de las charlas que iba dando Alfredo Embid por Madrid sobre el SIDA y del libro que publicó sobre el tema en el que aparecía una entrevista a Mullis. Lo que te puedo decir es que en aquel entonces y hasta su fallecimiento Mullis dejó claro que su invento no servía para diagnosticar el SIDA, y aunque ahora se diga que no es cierto, también negó que se pudiera medir la carga viral del VIH. Sobre el coronavirus no te puedo decir si sirve o no sirve. Yo en principio creo que sirven.

      Sobre la extensión de la infección, entiendo que dos son las formas de establecer cuánta gente está infectada. Una es simple PCR,s, cuantas más pruebas hagas más infectados habrá.
      Dos: estudiando una muestra representativa de una población, hacer PCR,s y generalizar los resultados al resto de la población.

      Un abrazo.

      Eliminar
  2. Interesante, exhaustivo y demoledor análisis-recopilación de la situación. Lamentablemente, en este país dividido, egoísta y ambicioso, perdón, envidioso, la visión cortoplacista de nuestros políticos –que creen y saben que no están capacitados para resolver ellos solos los problemas y que no van a contar con cooperación de la oposición para resolverlos (ni tampoco de los tejidos sociales, económicos o políticos)– siempre irá al síntoma y no a la causa, a parchear el problema y no a resolver/prever sus orígenes. Y les comprendo, porque tampoco tenemos una sociedad mayoritariamente solidaria y sacrificada a la que ‘recomiendes’ algo y lo cumpla con una visión de ‘más allá de mí mismo’. Cosa que me resulta sorprendente por los rescoldos que aún nos quedan de un catolicismo que nos empuja a compartir, a ‘no hacer al otro lo que no quiero para mí’ y a renegar de la pecadora riqueza material: dinero, posesiones, ostentación, la autocomplacencia del porque yo lo valgo... Algo de lo que carecen otras sociedades calvinistas u orientales pero que no explica por sí solo nuestra falta de sentido (de lo) común. Llevo unos días leyendo/escuchando sobre la dicotomía ‘liberalismo/socialismo’ y creo que el problema que tenemos aquí también es de etiquetado, afiliación e impostura. Es como decir que ‘eres’ punk porque te gusta Greenday y te compras una camiseta en Zara con el logo de los Ramones en strass. Gracias, otra vez. Y felices vacaciones :-)

    ResponderEliminar
  3. José Lanot, yo tb he leído q el creador del PCR, Kary Mullis, premio nobel de química en 1993 y fallecido curiosamente el año pasado de neumonia, decía q el test no es para detectar virus. Sirve para algo del adn. Entre otras cosas este señor es una rara avis dentro de la ciencia y fue desnostado por muchos científicos por decir q creía en la astrología. Allí lo dejo. Yo tb creo...Paco Marín, comparto muchas de las cosa de las que hablas y sabes q hemos tenido largas conversaciones. Pero he de diferir totalmente cuando hablas del catolicismo. Creo q el catolicismo como religión mayoritaria en España es una sarta de mentiras y apariencias, pocos católicos devotos conozco que sean generosos y altruistas...y además todos tienen miedo a morir, empezando por el propio Papa con su coche blindado. En todo caso puede que pensaras en Cristianos, pero los católicos son otra cosa.
    Y José del Castillo, te aplaudo de nuevo, jamás voy a justificar al Gobierno por haber hecho lo que ha hecho y por ser tan chapucero. No vale meter miedo. No valen excusas, no vale q no sepamos quien está detrás de estas decisiones, no vale q la mascarilla no fuera obligatoria hace 3 meses en los supemercados y ahora si. No vale la manipulación para encumbrir la ignorancia. Chinito, hago q tus artículos circulen porque deben de llegar al máximo de personas posibles. Sigue así, ya sé ha es mucho curro, pero sigue. Bravo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, V!
      Precisamente hablaba de catolicismo y no de cristianismo porque el incentivo negativo del pecado y la culpabilidad es una herramienta de la institución católica para agregar, controlar y focalizar en otros ajenos a la institución el resentimiento y el rechazo, eliminando a la par las pretensiones de ‘igualar’ a los de arriba con los de abajo. Mientras que para el cristianismo éramos todos iguales (menos en el resultado de respetar los mandamientos llegado el juicio final), para la jerarquía católica no eran (¿no son?) iguales los pastores a los corderos, ni tenían (¿tienen?) los mismos derechos quienes escuchan que quienes interceden entre ellos y Dios. No pretendía hacer una virtud de esos rescoldos de nuestra educación católica (hoy más pervertida-customizada aún, si cabe), pero en todo negativo hay un positivo que explorar y viceversa para quedarse (para qué darse) con lo que de veras tiene valor. Y echo de menos las laaaaaargas conversaciones :'-)

      Eliminar
    2. Gracias Victoria
      Hemos hablado bastante sobre el tema y lo que ha pasado aquí, al menos, debería ser explicado. Tenemos derecho a conocer con qué respaldo se han tomado y se están tomando las decisiones sobre la pandemia, dónde están los informes técnicos. Eso se llama transparencia.

      En este momento somos el único país de Europa con exceso de mortalidad según euromomo, y no es por el coronavirus, este exceso no es explicable por las 15 muertes semanales de COVID. El daño del confinamiento ha sido brutal y tampoco tenemos informes sobre violencia de género, suicidios, violencia contra la infancia, deterioros cognitivos, pérdida de motilidad entre la gente mayor, ictus, trombosis, síndrome del corazón roto, fallecidos de soledad, etc. provocados por el confinamiento y la incertidumbre creada. El abuso de psicofármacos se ha disparado. etc.

      Para después del verano tengo en la cabeza dos temas que no son el coronavirus.

      Un abrazo

      Eliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

mazmorra y JARDIN

la fe que cura