Verificadores y pseudo-terapias
En enero más de 90 autollamados “verificadores” de varios países comenzaron a trabajar de forma conjunta en #DatosCoronVirus, coordinados por la Red Internacional de Verificación de Hechos (IFCN), con el objetivo de perseguir bulos sobre una pandemia de la que entonces nadie sabía nada. Hay que recordar que la OMS anuncia que el COVID-19 se ha convertido en una pandemia el 11 de marzo. “Verificadores” que están hasta en el cola cao.
El 22 de abril varios medios latinoamericanos y de España crearon Latam Chequea, de la que forma parte Maldita.es, con el mismo objetivo: verificar lo que ciudadanas y ciudadanos expresan ejerciendo su derecho de libertad de expresión absteniéndose de verificar lo que la prensa seria y todo tipo de gobiernos y agencias gubernamentales difunden. De tal forma que en España tenemos un gran surtido de “verificadores”: EFE Verifica, Maldita.es, Newtral.es, Salud Sin Bulos, Stop Bulos: RTVE, Maldito Bulo, Maldita Ciencia, Asociación para Proteger al Enfermo de las Terapias Pseudocientíficas, SEOM, etc, etc... a los que se han unido prensa digital como elDiario.es, Diario 16, consalud.es, redacciónmédica, elconfidencial.com, etc.
Esta entrega nace de un desmentido del verificador de RTVE a la revista Discovery Salud, que es un buen ejemplo de la creación opinión pública mediante el uso de falacias con apariencia de construcciones lógicas. En este caso RTVE parte de una premisa verdadera para colar una conclusión falsa.
El 15 de junio RTVE, televisón pública, “desmentía” a Discovery Salud de la siguiente forma:
Premisa:
No hay estudios que justifiquen la muerte de personas por el debilitamiento del sistema inmune provocado por el estado de alerta.
Conclusión:
Es falso.
Aquí tenemos una premisa cierta: no hay estudios científicos sobre el tema, por tanto, la conclusión lógica es que no está ni verificado ni refutado. Es decir, lo afirmado por Discovery Salud está por estudiar, que no es lo mismo que decir que es falso (la que es falsa es la afirmación de RTVE).
La afirmación de RTVE parte de un error: negar el realismo científico. Es decir, que la realidad pueda existir y desarrollarse independiente de que alguien pueda observarla y conocer cómo es. Pavlov lo explicaba de forma clara: “No conviene olvidar que si un fenómeno no ha podido reproducirse en el laboratorio en condiciones dadas esto no quiere decir ya que sea fantástico”.
Que no se haya estudiado un fenómeno no significa que éste no exista. En todo caso, si RTVE y determinada “ciencia” creen, como los niños pequeños, que lo que no se mira no existe, lo que RTVE debería hacer es ser consecuente con lo que exige a los “negacionistas” y aportar la investigación que apoya la verdad de esta nueva ciencia infantil.
La diferencia entre la creencia del “verificador” y la revista Discovery Salud es la siguiente, mientras que la afirmación de RTVE es una conjetura sin ningún respaldo en el conocimiento que tenemos sobre la relación entre el miedo, el cortisol y el desmoronamiento del sistema inmune, la conclusión de Discovery Salud se basa en el conocimiento científico actual.
Volviendo al miedo, aunque no existen estudios sobre la relación entre el miedo y la mortalidad durante la pandemia, lo que sí existen es todo un Everest de investigación que demuestra científicamente que el miedo, la soledad no buscada y la incertidumbre matan. No hace falta recopilar datos; tenemos la suficiente ciencia como para saber que el miedo mata. Y de esto hemos tenido mucho durante los meses de la pandemia. Ya he comentado en otras ocasiones que en España la palabra coronavirus se ha convertido en un estímulo que activa los circuitos del miedo (y del cortisol).
Verdad más allá de la ciencia
Existen más verdades que la científica aunque los “verificadores”, diversas sociedades de “escépticos”, la industria biotecnológica y farmacéuticas rechacen esta verdad por motivos de mercado y lucro.
Freud descubre en 1912 la importancia de la relación terapéutica (1). Descubrimiento que tras más de un siglo tiene plena vigencia:
“El primer fin del tratamiento es siempre ligar al paciente a la cura y al médico”. (1913)
Tuvieron que pasar décadas hasta que esta verdad clínica, aceptada por terapeutas de diferentes escuelas, se convirtiera en científica:
Quien no despierte esa sintonía afectiva en el paciente, no debe perder el tiempo con él: cualquier consejo o cualquier tratamiento psicológico que ordene fracasará por falta de sintonía, o lo que es peor, puede despertar reacciones antagónicas a lo sugerido, por la aversión afectiva del paciente al psicoterapeuta.
José A. De Laburu S. J. Psicología Médica.1941
El psicoterapeuta que sólo poseyese, a la perfección, la teoría y las técnicas psicoterápicas, pero careciese del imponderable arte de “seducción personal” sería tan inefectivo como el que tuviese éste, pero no supiese aprovechar el crédito con él logrado, por carecer de visión acerca de las rutas, criterios y actitudes que precisa crear en sus consultantes
Emilio Mira y López. Problemas Psicológicos Actuales. 1947
La relación terapéutica
La investigación de las últimas cinco décadas ha convertido esta verdad clínica, la importancia de la relación terapéutica, en una verdad científica.
Bordin (1979) sugiere que el concepto de alianza terapéutica, nacido del psicoanálisis, se ha generalizado a los otros modelos de psicoterapia. Que la alianza terapéutica es un factor de cambio decisivo en cualquier forma de psicoterapia.
Lambert (1986) estudiando los factores que influyen en la eficacia de la psicoterapia encuentra que la eficacia de ésta depende solamente un 15% de las técnicas específicas de cada escuela. El 30% de la eficacia de las terapias se debe a los factores compartidos entre las diferentes psicoterapias (como la relación terapéutica), otro 15% al efecto placebo y un 40% a variables extra-terapéuticas.
Orlinsky y Howard (1986) indican que hasta esa fecha los estudios sugieren que un vínculo relacional positivo está más relacionado con la mejora de los pacientes que las tecnicas usadas por el terapeuta.
A pesar de toda la evidencia y de toda la investigación, el Ministerio de Sanidad y el de la Verdad (Ciencia) llevan tiempo elaborando listas de "técnicas", según dicen por bien de todo el mundo. Lo único cierto es que esta labor, esta elaboración de listas sobre técnicas eficaces o sin eficacia, tiene tanta ciencia como la autopsia de un gamusino.
Lo que se desprende de la ciencia es simple, la búsqueda de las técnicas más eficaces en psicoterapia es una decisión que no surge del conocimiento científico actual, sino de otros intereses al margen de la ciencia.
Sobre la relación terapéutica la investigación más reciente concluye que décadas de investigación y experiencia clínica convergen:
La relación terapéutica hace contribuciones sustanciales y consistentes al resultado del paciente independientemente de la tipo específico de tratamiento psicológico.
La relación terapéutica explica la mejora del cliente (o falta de mejora) tanto como, y probablemente más que, el método de tratamiento particular.
Las pautas de práctica y tratamiento deben abordar explícitamente comportamientos y cualidades del terapeuta que promueven una facilitación de la relación terapéutica.
Los esfuerzos por promulgar mejores prácticas y tratamientos basados en la evidencia sin incluir la relación terapéutica y la capacidad de respuesta del paciente son muy incompletos y potencialmente engañosos.
La investigación científica sobre la importancia de la relación terapéutica ha convertido una verdad clínica, no científica, en una verdad científica. Una verdad con el respaldo de 50 años de investigación científica.
En 1913 RTVE hubiera dicho:
Premisa:
No hay estudios que justifiquen que “el primer fin del tratamiento es ligar al paciente a la cura y al médico”
Conclusión
Por tanto, es falso.
Sin embargo Freud tenía razón, y la relación terapéutica es un componente esencial en cualquier psicoterapia. Una verdad en 1912 y antes, aunque entonces no estuviera demostrada científicamente.
La industria farmacéutica
Desde los años setenta la psiquiatría biológica y su arsenal de drogas legales han ido sustituyendo a la psicoterapia, no por razones de eficacia o científicas, sino por otras.
En la actualidad, el modelo hegemónico de tratamiento de la llamada “enfermedad mental” se presenta con dos actores: el psiquiatra que medica y el psicólogo que aplica técnicas para el control de la conducta. Un psicólogo que no es un psicoterapeuta, sino un complemento de la intervención del psiquiatra biológico.
Este interés por prestar atención sólo al 15% (la técnica), sólo tiene sentido en un contexto donde el psicólogo se convierte en un subalterno del psiquiatra biológico: un modificador de conducta. La psicoterapia reducida a este 15% no es psicoterapia, es otra cosa.
El resultado de esta supremacía de la psiquiatría biológica sobre la psicoterapia es la gran expansión del consumo de psicofármacos desde los años 70 hasta la actualidad y el crecimiento exponencial de un gran negocio: la fabricación de drogas legales para supuestas enfermedades orgánicas por parte de la industria farmacéutica.
Detrás de esta campaña en contra de supuestas pseudoterapias (y la psicoterapia) no hay otra cosa que la promoción interesada de esta industria, poca evidencia y nada de ciencia.
La paradoja de la psiquiatría biológica y del ensayo clínico como única fuente de saber, la señala muy acertadamente Robert Whitaker (2011):
Hemos llegado a pensar, como sociedad, que la psiquiatría ha conseguido hacer en los últimos cincuenta años grandes progresos en el tratamiento de la enfermedad mental, que los científicos están descubriendo las causas biológicas de los trastornos mentales y que las empresas farmacéuticas han desarrollado una serie de medicamentos eficaces para tratarlos...
Pero aquí está el enigma. Teniendo en cuenta este gran avance,... cabría esperar que el número de enfermos mentales per cápita hubiera disminuido a partir de 1988 con la llegada del Prozac y los otros fármacos psiquiátricos de segunda generación. Deberíamos ver un descenso en dos etapas en los índices de discapacidad. Sin embargo, durante este periodo de revolución psicofarmológica el número de enfermos mentales discapacitados... se ha disparado.
La campaña en contra de las “pseudoterapias”
En febrero de 2019 la Red Española de Agencias de Evaluación de Tecnologías Sanitarias y Presentaciones del Sistema Nacional de Salud (REDETS) presentaba un listado de técnicas consideradas pseudoterapias por no tener aval científico. Paradoja: este listado pasaba por alto la evidencia científica sustentada en décadas de investigación.
Tras 50 años de investigación en el campo de la psicoterapia la evidencia dice que las listas elaboradas sobre los mejores tratamientos teniendo en cuenta sólo la técnica (15%), sin incluir la relación terapéutica, las características del terapeuta y la capacidad de respuesta del paciente son muy incompletas y potencialmente engañosas.
Este listado de supuestas pseudoterapias tampoco tomaba en cuenta otra evidencia empírica y científica: no existe ninguna psicoterapia superior a otra (Lambert y Bergin, 1992; Lambert, Shapiro y Bergin, 1986; Luborsky, Singer y Luborsky, 1975; Smith, Glass y Miller, 1980; Sloane et al., 1975).
Pero para el "verificador" Emilio Molina, vice-presidente de la Asociación para Proteger al Enfermo de las Terapias Pseudocientíficas, el listado de REDETS no era anti-científico. No le pareció importante que 50 años de investigación científica se tiraran a la basura; lo que le pareció al "experto" es que este listado se quedaba corto.
Si la intención de esta campaña iniciada por Sanidad y Verdad en contra de la pseudociencia y las pseudoterapias fuera la defensa de la ciencia y la salud sería limpia. Sin embargo, esta campaña se ha llevado adelante con todo tipo de técnicas propias de la propaganda. Entre éstas la de ocultar toda la información sobre el estado actual de la ciencia en el campo de la psicoterapia y el recurso de sustituir la evidencia científica por la opinión de los "especialistas". Supongo que la idea no es informar sino imponer una “verdad” con aspecto de ciencia; es decir, difundir pseudociencia.
Los “verificadores” nacidos en enero no han significado un salto cualitativo a la hora de usar técnicas de manipulación, sólo han supuesto un salto cuantitativo en la difusión de desinformación y pseudociencia. Ahora la desinformación está presente en todo momento en todos los canales de difusión de información. Desde la prensa en papel hasta el whatsapp.
Algunos motivos de duda y escépticismo
El uso del argumento de autoridad: que consiste en recurrir como argumento a un especialista para descalificar una opinión sin presentar nada más.
Presentar una opinión o creencia como compartida por muchos expertos: en ABC se publicaba hace pocas fechas lo siguiente:
«En teoría, resolver disputas sobre hechos debería ser relativamente sencillo», ha escrito Adrian Bardon. «Sencillamente, hay que presentar fuertes evidencias o un fuerte consenso de expertos.
Pues no es tan sencillo, si hay un fuerte consenso entre expertos se presupone que tiene que existir una fuerte evidencia. Entonces, que se presente la evidencia. Si no hay evidencia “la universalidad de una opinión, hablando seriamente, ni constituye prueba, ni un motivo de la posibilidad de su verdad.” (Schopenhauer)
Otro problema, es la facilidad con la que se puede crear la apariencia de un fuerte consenso dando voz sólo a los que están a favor y callar o difamar a los que están en contra. En todo caso, que mucha gente opine lo mismo puede indicar solamente que hay mucha gente equivocada.
Dar por supuesto en general lo que es muy discutible en un caso particular: tomemos el caso de la vacuna. No voy a entrar en valorar las múltiples vacunas en preparación para el COVID-19. Pero que otras vacunas funcionen no significa que alguna de éstas será necesaria, eficaz e inocua. Sin embargo, los "verificadores" han convertido la promoción de estas nuevas vacunas en una batalla entre ciencia y anti-vacunas.
Un ejemplo de ésto lo da maldita.es:
La confianza en la vacuna contra la COVID-19 desciende. En Maldita.es llevamos desde el comienzo de la pandemia luchando contra la desinformación sobre las vacunas. Sin embargo, la confianza que tienen los ciudadanos en ella ha descendido en España y en el mundo. Son las conclusiones que desprenden distintos estudios del MIT, del CIS, del Instituto de Salud Carlos III y de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología.
Efectivamente, maldita.es desde el comienzo de la pandemia lleva hablando de los beneficios de las vacunas en general como prueba de que esta vacuna en particular será eficaz, inocua y necesaria. Pero creo yo que los coches en general funcionen no significa que el mío en particular arranque. Ni que necesite un coche.
Atacar una idea caricaturizando al adversario:
Un ejemplo de esta práctica lo encontramos en maldita.es:
Plandemic: The Hidden Agenda Behind Covid-19 es uno de los vídeos más virales. En él la supuesta viróloga Judy Mikovits hace una serie de afirmaciones sin evidencia científica...
Otro ejemplo más completo es el siguiente:
No es la primera vez que Montagnier se encuentra envuelto en la polémica, ya que es conocido en la comunidad científica por defender la homeopatía, la teletransportación de ADN a través de ondas electromagnéticas, el tratamiento del autismo con antibióticos, la memoria del agua y el tratamiento del SIDA por medio de la alimentación.
Además, dijo sobre las vacunas que suponen un riesgo: "envenenar gradualmente a la población".
Historia de la conversión de un adversario en una caricatura:
En 1990 el Prozac, un antidepresivo considerado como la droga de la felicidad, se enfrentaba a la caída espectacular de sus ventas. Estaba cuestionada su eficacia, había estudios que sugerían que no era más que un placebo que daba buenos dividendos en bolsa. En Estados Unidos se creó un Grupo de Apoyo a los Supervivientes del Prozac y comenzaron las demandas en contra de la farmacéutica que lo fabricaba. Entre los “efectos secundarios” del Prozac se encontraban ideas suicidas, agitación, ansiedad, autolesiones, suicidios, asesinatos, etc.
En agosto de 1989 joseph Wesbecker comenzó a tomar Prozac. Al mes de la toma de la medicación Wesbecker asesinó de 40 disparos a ocho personas e hirió a doce más. Las familias de los fallecidos y de los heridos presentaron una demanda contra Eli Lilly and Company fabricante del Prozac por considerar que Wesbecker actuó de esta forma por el consumo de esta droga.
La Comisión de Derechos Humanos emitió un comunicado de prensa llamando al Congreso a prohibir el Prozac. Las cosas pintaban mal para Eli Lilly and Company.
Comenzó entonces la defensa del Prozac y el cambio en la opinión pública. Eli Lilly and Company acusó a la Cienciología de estar detrás de todas las demandas judiciales en contra de la empresa.
Como relata Robert Whitaker la empresa preparó un mensaje claro de cuatro puntos:
l La Cienciología estaba tras las demandas judiciales.
l Numerosos ensayos clínicos demostraban que el Prozac era seguro.
l Los suicidios y homicidios se debían a la “enfermedad” y no al fármaco.
l El miedo al fármaco estaba dejando a muchas personas sin tratamiento convirtiéndose las demandas en contra la farmacéutica en un problema de salud pública.
Aparecieron entonces los grandes medios de comunicación al rescate de la farmacéutica. El Wall Street Journal, el 19 de abril de 1991, “informaba” que la Cienciología “había desencadenado una guerra contra la psiquiatría”.
Aparecieron los expertos “independientes” respaldando a la farmacéutica. La revista Time publicaba en mayo que la Cienciología era una organización criminal que atraía a psicópatas.
Asociada la crítica a los psicofármacos con la Cienciología el Prozac había salvado su honor y Eli Lilly su negocio. Cualquier crítica estaba bloqueada, era cosa de cienciólogos.
Si la Cienciología no hubiera existido Eli Lilly and Company seguramente la hubieran inventado. El gran argumento sobre las bondades del Prozac fue la existencia de la Cienciología. Científicamente no era ningún argumento, pero para la opinión pública se creaban dos campos: el de la “ciencia” y el de los chiflados. Cualquier crítica estaba bloqueada; el negocio continuaba.
(1) Gelson y Carter (1985, 1994): los sentimientos y actitudes que el terapeuta y el cliente tienen el uno hacia el otro, y la manera en la que estos se expresan.
BIBLIOGRAFÍA BÁSICA:
Robert Whitaker. Anatomía de una epidemia. 2011
G. Feixas, M. Teresa Miró. Aproximaciones a la psicoterapia. 1993
A. Schopenhauer. Dialéctica Erística: o el arte de tener razón. 1864
Grande como siempre José... gracias por informarnos. Es fácil enterarse de todas las prácticas fraudulentas de las grandes corporaciones cuando alguien como tú se molesta en investigar y poner el problema sobre la mesa. Cuando te leo pienso en todo lo que nunca sabremos !!! Pero con estas "pinceladas" ya nos hacemos una idea.
ResponderEliminarDicho esto, quería hacer un apunte sobre lo que dices que en España la palabra coronavirus es un elemento que activa los circuitos del miedo.
Me temo que es un fenómeno MUNDIAL. Hace unos 10 días, una familiar mía que vive en el extranjero, de 51 años, deportista y con un buen físico, nos alertaba por whatsapp y nos confirmaba de que había pillado el bicho. Lo expresó de una manera aterrorrizada y con una gran congoja. Nos relató que a los enfermos les trataban bien en el hospital ( no estuvo ingresada, sólo pruebas ) pero como si fueran unos auténticos apestados, desinfectando por todos los sitios por donde se había desplazado en silla de ruedas. Por supuesto, de vuelta a casa , confinada y sus vecinos tb. A mi me afectó mucho más sentir hasta qué punto estaba asustada que la posibilidad en sí de que estuviera " enferma".
Después de unos dias, ocurre un misterio que no logró entender del todo en está historia de terror : nos comunica con un debilidad aplastante pero eso sí , con mejor humor y más tranquila que todo ha sido un error y que SOLO tiene DENGUE. Ahí lo dejo...
Lo primero, me disculpo por la tardanza en dar señales de vida. La verdad es que en este momento me cuesta estar al tanto de redes sociales, medios de difusión (con excepciones), incluido este blog.
EliminarGracias por la aportación, con seguridad, en muchos países se están dando fenómenos parecidos, uno el de aterrorizar a la población, pero en todo caso procuro hablar de lo que conozco y me remito a ello.
El caso que comentas es un ejemplo de eso, de que hay cosas que van más allá de nuestras autoritarias auroridades sanitarias, que éstas no tienen el monopolio del despropósito.
Un abrazo
Suscribo lo dicho por V. Y parafraseando a Alan
ResponderEliminarMoore:
¿Quién verifica a los verificadores?
Abrazos
Gracias Paco por estar por aquí. Disculpame por haber tardado tanto en contestarte. Sobre los verificadores, los deberíamos verificar nosotros. Es sencillo: ir a las fuentes. Para conocer la verdad no necesitamos de verificadores, sólo el esfuerzo de escuchar todos los argumentos, acudir a las fuentes, sin intermediarios, sin "verificadores" y ser honestos con nosotros mismos y con los demás.
EliminarUn abrazo