REFLEXIONES MEDIANTE EL HERBICIDA DE MONSANTO


"Aunque la evidencia de que Roundup causa cáncer es bastante equívoca, hay pruebas sólidas con las cuales un jurado podría llegar a la conclusión que a Monsanto no le preocupa especialmente si su producto en realidad da cáncer a las personas, sino que se centra en manipular la opinión pública y socavar a cualquiera que plantee preocupaciones genuinas y legítimas sobre el tema."
Juez Vince Chhabria (California, marzo de 2019)

Hace pocas fechas, el 19 de marzo, se ha conocido, la que en un corto periodo de tiempo es, la segunda sentencia en Estados Unidos contra la multinacional Monsanto, filial de la farmacéutica Bayer. El motivo: la relación  del herbicida de Monsanto, Roundup, de su principio activo, el glifosato, con el cáncer. El jurado ha considerado que el herbicida Roundup de Monsanto, que usó el demandante durante años, es un "factor substacial" en el cáncer de esta persona, un linfoma no Hodgkiniano (LHN), y, por tanto, el jurado establece que glisofato ha  provocado este cáncer. A Monsanto, todavía le esperan en Estados Unidos otras 11.200 demandas por el mismo motivo, personas con cáncer y que han estado expuestas al herbicida de Monsanto y, por tanto, al glifosato.

La sentencia causa extrañeza si se siguen sólo las "informaciones" de la prensa que presume de no publicar “fake news”. En el suplemento de economía de el diario El País del 31 de marzo se contaba lo siguiente: "Es fácil entender por qué Bayer podría no dar su brazo a  torcer, basándose en los 800 estudios que exoneran al glifosato, mientras que las demandas se basan fundamentalmente en una afirmación de la Organización Mundial de la Salud de que era `probablemente cancerígeno´". Con esta  "información" y otras similares, resulta muy raro entender qué ha pasado para que hayan ocurrido estas cosas (Monsantos-Bayer deberá pagar 80 y 289 millones de dólares de indemnización).

¿Cómo es posible que se tenga en en cuenta una "afirmación" , una “opinión”, y no los 800 estudios “científicos” de Monsanto?; más, si se “informa”, por si cuela, que la “opinión” de la Organización Mundial de la Salud, “era”, y por tanto parece que ya no “es”.

La "opinión" de la IARC-OMS

El jurado escuchó y tuvo en cuenta la “opinión” de la Organización Mundial de la Salud (OMS), sobre todo porque no era sólo una “opinión”, y porque, como las investigaciones de otros científicos de California aportadas en el proceso, es más que una “opinión”.

El 20 de marzo de 2015 la Agencia Internacional de Investigación Sobre el Cáncer (IARC), agencia especializada de la OMS, publica el resultado de una evaluación, un meta-análistis, sobre el glifosato, en concreto sobre su relación con el cáncer. El resultado de esta revisión a cargo de científicos de la IARC, es que el glifosato es “probablemente cancerígeno”. Esta conclusión, que es “probablemente” cancerígeno, significa que la IARC encontró “suficiente evidencia de carcinogenicidad en animales”, es decir, que se ha demostrado que en animales produce cáncer, y una “limitada evidencia” de carcinogenicidad para las personas. Pero, no sólo encontraron relación entre la exposición al glifosato y el cáncer,  sino que además descubrieron fuertes evidencias del mecanismo biológico por el cual  el glifosato podría causar cáncer, dañando tanto al ADN como a los cromosomas.

En la revisión de la IARC-OMS se recogen los resultados de 6 estudios en humanos, seleccionados entre otros 1.000, con 65.000 participantes, en los que se ha investigado la relación de la exposición al glifosato con el riesgo de contraer un tipo de cáncer, un linfoma no Hodgkiniano (LNH). Uno de los estudios incluido en el meta-análisis, consiste en el seguimiento durante décadas a trabajadores que por profesión han estado expuestos al glifosato. Este estudio determina que en este grupo estudiado el riesgo de padecer LNH se incrementa en un 41%. Estas son las “opiniones” de la IARC-OMS y que el jurado valoró como algo más que “opiniones”. Un resumen de esta revisión de investigaciones se publicó en la revista científica The Lancet.

Sobre la documentación generada por los dos juicios (agosto de 2018 y marzo de 219):

Las “pruebas” de MONSANTO

Acerca  de la revisión de 2016, presentada como prueba  a favor de la "inocencia," del glifosato, y publicada originalmente como "Una revisión independiente del potencial carcinogénico del glifosato", la corrección difundida por la propia revista donde se publicó, Critical Rewiews in Toxicology, más los correos internos de Monsanto, sirvió a los abogados de la acusación para plantear que Monsanto escribió la revisión y otros pusieron las firmas, generando lo que Estados Unidos se conoce como literatura fantasma (ghostwritting). La corrección publicada nace de un requisito de la propia revista, pues, cualquier posible conflicto de autor debía de ser informado. En un principio sólo se indicó que la participación de Monsanto se limitó a pagarle a una consultora para desarrollar la "Revisión independiente del potencial carcinogénico del glifosato" (2016), omitiendo la verdadera vinculación de los investigadores con Monsanto.

Gracias a los correos internos de Mosanto, se pudo comprobar que los científicos de Monsanto, no eran lo que se entiende como “independientes”, estando muy involucrados en la organización, revisión y edición de borradores de artículos.

Los correos internos

Conocemos el correo electrónico escrito por el toxicólogo de Monsanto, William Heydens (2015), donde éste sugiere que Monsanto debería escribir de forma “fantasma” una parte de un estudio, y que los "investigadores", se deberían limitar sólo a editarlo y a firmarlo, añadiendo que: "Recordemos que así es como manejamos a Williams Kroes & Munro (2000)". Bien, Williams Kroes & Munro es una revisión "científica" cocinada por Monsanto ampliamente citada por los defensores del glifosato cuya "conclusión" es que éste no causa cáncer.

Sobre esta cuestión, en un momento del juicio de abril 2019, el abogado defensor de Monsanto-Bayer, Stekloff, le “informa” al juez Chhabria, que no hay engaño, pues en la sección de reconocimientos  de Williams Kroes & Munro (2000) se "enumera específicamente el papel de varios científicos de Monsanto", a lo que el juez replicó con otra pregunta, quedando la conversación de la siguiente manera:

"¿Dice que los científicos de Monsanto redactaron el artículo y luego los autores enumerados simplemente editaron y firmaron con sus nombres?"
Respondiendo Stekloff, el abogado de Monsanto: "No. Pero tampoco estoy seguro de lo que sucedió"

La Agencia de Protección Ambiental (EPA)

Ha quedado clara la relación de un funcionario de la Agencia de Protección Ambiental, el regulador de pesticidas de los Estados Unidos, con Monsanto. Este funcionario, llamado Jess Rowland, siendo subdirector de la división de efectos sobre la salud de la Oficina de Programas de la EPA y presidente del comité de revisión de la seguridad del glifosato, aseguró en un correo dirigido a un ejecutivo de Monsanto, Dan Jenkins,  ante la posible investigación de otra agencia gubernamental sobre el glifosato que: "merecería una medalla si puedo matar la investigación de glifosato por otra agencia". Este estudio al margen de la EPA nunca se realizó.

Para la acusación, esta comunicación del funcionario Rowland: "es una evidencia de que Monsanto pensó que tenía a alguien en la EPA". También se dirigió al abogado de Monsanto, Stekloff, a que explicara:"¿Por qué Rowland no es la evidencia, la materia de Rowland, ya sabes, la evidencia potencial de que Monsanto se ha adueñado en parte de la EPA?"

El jurado ha tenido en cuenta todas estas “opiniones”, y por tanto, también ha valorado en su contexto los 800 estudios de Monsanto que aseguran que el glifosato no es peligroso par la salud; estas "opiniones" y otras, son el sustento documental de las millonarias indemnizaciones que tendrá que pagar (por ahora) Monsanto.

Reflexión:

Mientras nuestro Ministerio de Sanidad se dedica a perseguir a la bruja Lola,  la documentación generada por estos pleitos contra Monsanto habla, por sí sola, sobre el papel de la mayor parte de la prensa que presume de seriedad respecto a temas como el medio-ambiente o la salud; del sesgo que ha mostrado en favor de Goliat. También ha dado más luz sobre lo que parece una estrecha comunión-entramado de intereses entre la gran industria, los científicos y técnicos que trabajan en ella, para ella y para ellos mismos, de las revistas “especializadas” y de las diferentes administraciones que parecen trabajar a favor de estos intereses y no para el interés general, siempre con la coartada de la “ciencia”. De todo esto que cada cual piense lo que quiera o saque sus conclusiones, aquí está recogido sólo una pequeña parte de lo que los grandes medios nacionales no han estimado oportuno divulgar y que está publicado en Estados Unidos.

Lo que se ha hecho evidente, es lo sencillo que es introducir un producto químico o un producto farmacéutico para cualquier multinacional como Bayer, lo sencillo que es crear mercado para ello y lo complejo que es luchar contra ellas cuando nuestra salud está en peligro o pudiera estarlo. Para ver como funciona esta "ley del embudo", ahí van algunos datos sacados del libro del periodista Robert Whitaker: Anatomía de una epidemia publicado en 2015, libro que recomiendo con pasión a cualquier persona que quiera conocer algo sobre ciencia, mala ciencia y psiquiatría biológica, esa a la que la Seguridad Social sigue financiando sus “tratamientos” farmacológicos.

Tras numerosos estudios, Robert Whitaker nos relata en su investigación, como la sospecha de que la eficacia de los antidepresivo no iban más allá del placebo llegó a provocar “un cierto examen de conciencia de los psiquiatras en sus publicaciones”. Un editorial del British Journal of Psichiatry de 2009 admitía que pruebas cínicas al azar, “habían aportado una `evidencia válida limitada´” en favor del uso de estos fármacos. Una revisión de datos sobre otro antidepresivo, el Praxil, realizado por un grupo de psiquiatras vinculados a la OMS (2008) llegan a la conclusión de que “entre adultos con depresión mayor de moderada a severa” su eficacia no es superior al placebo, etc.

Parece difícil de explicar, pero como vemos en el caso del glifosato, en el que no funciona ningún principio de precaucion a pesar de toda la información que ya tenemos. A la inversa, es sumamente sencillo que pueda llegar a darse el caso de financiarse la investigación privada de un medicamento con dinero público, ser el fármaco ineficaz, pasar los filtros administrativos, comercializarse y que, al final de la cadena, la Seguridad Social se convierta en el mayor cliente de un negocio privado, pagando los tratamientos de un fármaco que no funciona, y si hay suerte, sin efectos secundarios. El  mundo al revés.

Mientras Bayer y la Unión Europea siguen asegurando que el glifosato es seguro, en enero de este año, un tribunal francés de Lyon prohibió la venta y uso en Francia de una versión del herbicida de Monsanto de forma inmediata, el Roundup Pro 360, volviendo a subrayar el riesgo de cáncer, y en Alemania el Ministerio de Medio Ambiente presentó un plan en noviembre de 2018 para retirar de forma gradual el uso del glifosato. Aquí... persiguiendo curanderos...


BIBLIOGRAFÍA BÁSICA:





Comentarios

  1. Más información sobre este polémico asunto (en concreto la cronología de la respuesta núm. 4):
    https://es.quora.com/Por-qu%C3%A9-es-tan-pol%C3%A9mico-el-uso-de-glifosato

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias Paco por compartir la información Tanto del glifosato, como de Quora.
      Un saludo

      Eliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

mazmorra y JARDIN

la fe que cura

rePENSAR la pandemia 2