vacunas y controversias I


  llegado el momento en que el crimen se viste de inocencia

 -gracias a una curiosa transposición propia de nuestra época-

es la inocencia la llamada a auto-justificarse.

Albert Camus

Fue mi intención hacer una reseña breve de una de mis últimas lecturas. Pero no ha sido posible.

 Llevaba tiempo buscando tiempo para dedicárselo a Peter C. Gotzsche y a su libro Vacunas: verdades, mentiras y controversia. Obra que se puede sintetizar en unas pocas palabras. Existe desinformación sobre las vacunas, especialmente de quienes rechazan las vacunas, pero también de las fuentes oficiales. Entre las vacunas las hay que han salvado millones de vidas como la del sarampión, otras inútiles y posiblemente peligrosas como la de la gripe y otras como la del papiloma humano que están en cuestión. Lo que iba a ser un pequeño texto sobre un libro más que oportuno ha quedado en otra cosa.

Para el autor cualquier valoración de una vacuna debe basarse en la evidencia experimental. Según esta evidencia unas vacunas funcionan y otras no funcionan e incluso pueden llegar a ser peligrosas. Un ejemplo de esto último lo muestra un estudio llevado a cabo en una comunidad Africana donde la introducción de las vacunas contra la difteria, el tétanos, la tos ferina y la poliomielitis aumentó la mortalidad entre los niños vacunados. Estudio que a la Organización Mundial de la Salud (OMS) y a otros reguladores no parece gustarles un pelo.

Gotzsche es consciente de que el debate público está polarizado entre anti-vacunas (contra todas las vacunas), a los que denomina “negacionistas”, y los defensores de todas vacunas (“la ciencia dice...”) de los que el autor opina que son tan irracionales como los “negacionistas”. 

Lo cierto es que no es muy complicado caer en la falacia del falso dilema, el debate está planteado de tal forma que parece que sólo existen dos posturas y no hay posibilidad de una tercera.

En el bando de los defensores de todas las vacunas (“la ciencia dice...”) cualquier cuestionamiento pone en marcha su particular maquinaria inquisitorial acusando a cualquier persona de ir en contra de la “ciencia”, o llamando “anti-vacunas” (gamufo, homeópata, terraplanista,...) a la persona que no piensa dentro de la "ortodoxia". El propio Gotzsche ha sido acusado de “antivacunas”. “El caso esue @PGtzshen se ha convertido en un chalado antivacunas y no merece ningún respeto”. Rebatir a Gotzsche con insultos como argumento, los adjetivos “anti-vacunas” y chalado, es una muestra más de que los activistas defensores de todas las vacunas (“la ciencia dice...”) poco tienen que ver con la ciencia y mucho con Torquemada.

Es comprensible que, como el fundamentalismo de “la ciencia dice...” ha logrado que expresar dudas sobre una vacuna convierta a cualquiera en un “anti-vacunas”, Peter C. Gotzsche  haya dedicado, a mi entender, un espacio exagerado a diferenciarse de los “anti-vacunas”.

Que Gotzsche o cualquiera trate de demostrar que no es “anti-vacunas”, que es una persona razonable, es un esfuerzo inútil. En el caso de las sectas, y los de “la ciencia dice...” lo son, la teoría de la disonancia cognitiva predice que, cuanto más aumenta la disonancia entre la realidad y sus creencias, los miembros de la secta buscarán reducir sus dudas intentando convertir a otros. Se volverán más intransigentes.

VAXXED

Un libro sobre vacunas no podía pasar por alto el documental Vaxxed y a Wakefield. Se dice en el relato oficial que el movimiento anti-vacunas comienza con un estudio fraudulento de Wakefield publicado en la revista The Lancet en 1998que relaciona la vacuna contra el sarampión, las paperas y la rubéola (vacuna triple vírica) con desórdenes gastrointestinales. Wakefield va más allá de lo publicado y relaciona el timesoral de la vacuna del sarampión con el autismo. Para Peter C. Gotzsche, Wakefield es un miserable y un estafador y presenta pruebas que sustentan su conclusión. El documental Vaxxed, que relaciona vacunas y autismo, es desmontado con cierta facilidad. La película se basa, como ya comenté en otro lugar, en la ocultación de un estudio por parte de los CDC de Estados Unidos  que relacinaba las vacunas y el autismo. Esta información parece falsa y se dan suficientes argumentos en el libro para pensar que es así. Entre estas pruebas de fraude, una consiste en un razonamiento que es  válido para cualquier afirmación de las del tipo “un estudio dice” tan de moda en la actualidad: “Cuando hablamos de ciencia, un sólo estudio no puede contar como la única fuente existente del universo”. Por ahora, no voy a profundizar más en ello pues creo que el movimiento anti-vacunas se mantiene por otras cuestiones y no por las declaraciones de Wakefield o la película Vaxxed.

Que el documental Vaxxed sea tendencioso y sesgado o que Wakefield pueda ser un farsante no son prueba de que la triple vírica sea segura. Sin embargo, existen varias estudios, se menciona especialmente uno danés, que comparando niños vacunados con no-vacunados no encuentran relación alguna entre la vacuna y el aumento de los diagnósticos de Trastorno del Espectro Autista. Lo que permite a Gotzsche asegurar que la vacuna del sarampión es segura. También da pruebas de la relación entre el descenso de la mortalidad infantil causada por el sarampión con el inicio de las campañas de vacunación.

Los anti-vacunas

Diferencia el libro entre los grandes “estafadores” “negacionistas”, como determinadas sociedades anti-vacunas o Wakefield, y las miles de familias que relacionan el autismo de sus hijos con la vacuna triple vírica. Miles de familias que vacunaron a sus hijos y que vieron como tras la vacunación comenzaron graves problemas de salud.

Reconoce Gotzsche que el aumento de la prevalencia del autismo en la población infantil es preocupante, aunque no tanto según su opinión, como dicen los “negacionistas”. Efectivamente, es un tema muy preocupante comprobar como se están disparando los casos de autismo en Estados Unidos desde hace décadas sin que ningún organismo oficial haya dado una respuesta. O que la única respuesta haya sido llamar anti-vacunas a familias que vacunaron a sus hijos. Familias que sólo encontraron una explicación y apoyo entre las organizaciones "negacionistas".

En el libro se ofrece comprensión a estas familias pero las coloca en un callejón sin salida. No son las vacunas, no son los pesticidas (glifosato) usados en el cultivo de transgénicos,  se apunta a la hipótesis de los psico-fármacos como posible causa del aumento de los casos de autismo.

Bien, voy paso a paso. No entiendo muy bien como una persona como Gotzsche, que denuncia que las recomendaciones oficiales sobre las vacunas no son fiables, que se basan sólo en la información que dan las farmacéuticas, que la OMS y las agencias de medicamentos no merecen nuestra confianza, piense que no ocurre lo mismo con la investigación bio-tecnológica.

Que no existan pruebas entre la relación entre el glifosato y el aumento del autismo no quiere decir que no haya causa efecto, simplemente se puede deber a que no se ha investigado o a que los organismos reguladores sólo tienen en cuenta la literatura que produce Monsanto y allegados.

Existe suficiente investigación para poder afirmar que hay relación entre el Trastorno del Espectro Autista y la microbiota intestinal; como también, la suficiente investigación independiente que encuentra relación causa-efecto entre la exposición crónica al glifosato y el deterioro de la microbiota intestinal. Dejo unos enlaces:

Asociación entre la microbiota intestinal y el trastorno del espectro autista: una revisión sistemática y un metaanálisis

La creciente evidencia sugiere que la microbiota intestinal juega un papel crítico en los síntomas gastrointestinales y el deterioro del comportamiento en pacientes con Trastorno del Espectro Autista.

Los problemas gastrointestinales que se observan asociados con la mayoría de los casos de autismo sugieren que no es solo un trastorno psiquiátrico como muchos afirman, sino que tiene una base fisiológica, y aliviar los problemas gastrointestinales podría ayudar a aliviar los síntomas al resaltar la mejora general muy necesaria en la víctimas afectadas...

La modificación del microbioma intestinal es una ruta potencial para mejorar los síntomas gastrointestinales (GI) y del comportamiento en niños con TEA, y el trasplante de microbiota fecal podría transformar el microbioma intestinal en uno sano...

La exposición a herbicidas a base de glifosato afecta la microbiota intestinal, provocando ansiedad y  comportamientos similares a la depresión en ratones...

En experimentos con ratones y aves, la exposición crónica al glifosato afectó negativamente a la microbiota intestinal, especialmente a una edad más temprana. El tratamiento crónico con glifosato indujo un aumento de la ansiedad y comportamientos similares a la depresión y alteró significativamente la composición de la microbiota intestinal en términos de abundancia relativa y diversidad filogénica en ratones: Corynebacteria, Firmicutes, Bacteroidetes y Lactobacilli disminuyeron en ratones tratados...

Bien, no son las vacunas, no son los agrotóxicos (glifosato) los culpables del crecimiento exponencial de los diagnósticos de Trastorno del Espectro Autista. Se aconseja  a las familias que sospechan de las vacunas como causantes del deterioro cognitivo de sus hijos y a los “antivacunas” que pongan su mirada sobre los psicofármacos. Vale, ponemos el foco en los ansiolítcos, en los antidepresivos, etc.,... pongo mi mirada en el pequeño recipiente de cartón que contiene el fármaco y, ¿qué? Se supone que me tengo que poner a investigar lo que la industria farmacéutica no va a investigar, lo que los organismos reguladores no van a investigar. Se supone que estas familias se tienen que poner a investigar lo que la "ciencia hegemónica" no investiga. Una “ciencia hegemónica" que niega la existencia de lo que no estudia (que fabrica investigaciones y resultados). “Ciencia” que difama y persigue a los científicos independientes que se niegan a seguir la “corriente mayoritaria” dentro de la comunidad “científica”.

Más motivos de los anti-vacunas

Los llamados anti-vacunas, son un grupo heterogéneo, aunque los torquemadas han metido en el mismo saco tanto a los que cuestionan una vacuna como a los que cuestionan a todas por diferentes motivos.

En el grupo de los contrarios a todas las vacunas se encuentran las comunidades awajún y wampis de Perú. Estas comunidades han visto como el Estado peruano ha tratado de arrebatarles la tierra y el agua para poner estos recursos naturales en manos de grandes empresas multinacionales. Por tanto, estas comunidades, como es lógico, desconfían de la buena voluntad del Estado y de todo lo que viene de él, incluidas (todas) las vacunas. En este caso, “Lo dice la ciencia...” choca con la desconfianza nacida de la vida real.

Algunas comunidades religiosas se oponen a todas las vacunas por una cuestión de creencias sean las vacunas eficaces y seguras, o no lo sean. Aquí, “lo dice la ciencia...” choca con la palabra de Dios. Choque de creyentes.

Los hay que desconfían de algunas vacunas por motivos científicos, por ejemplo, por su composición. Gotzsche menciona en el libro la toxicidad del aluminio presente en algunas vacunas. Aquí es donde ”la ciencia dice...” choca con la ciencia. Dejo más enlaces:

La literatura demuestra claramente los impactos negativos del aluminio en el sistema nervioso... En niños pequeños, existe una correlación muy significativa entre el número de vacunas pediátricas con adyuvante de aluminio administradas y la tasa de trastornos del espectro autista. Muchas de las características de la neurotoxicidad inducida por aluminio pueden surgir, en parte, de reacciones autoinmunes, como parte del síndrome ASIA.

Síndrome autoinmune / inflamatorio inducido por adyuvantes y autoinmunidad tiroidea Por lo tanto, es probable que la vacuna contra el VPH sea un desencadenante importante en el síndrome de ASIA, incluidos los trastornos endocrinos inmunomediados, como la POF. Debido a los largos períodos de intervalos entre las inyecciones de la vacuna y el desarrollo de la insuficiencia ovárica, es cuestionable si existe una relación causal entre ellas. Sin embargo, como se mencionó anteriormente, los estudios clínicos y preclínicos de seguridad de la vacuna contra el VPH carecen de alguna información sobre la seguridad de la fertilidad, y se demostró que los efectos secundarios pueden aparecer incluso después de meses o años.

El papel de los adyuvantes de aluminio en las vacunas plantea cuestiones que merecen ciencia independiente, rigurosa y honesta. El Al que contienen las vacunas puede estar asociado con mialgia, síndrome de fatiga crónica y deterioro cognitivo que se observa típicamente en pacientes con hidróxido de Aluminio.

Por todo lo expuesto, cuando charlo con alguien sobre cuestiones de salud y como contra-argumento utiliza la expresión “la ciencia dice..”, “en la televisión han dicho...”, “los expertos dicen...”, sin ir a las fuentes, sin contrastar datos, etc., me pregunto si estoy hablando con una cacatúa. Aquí se queda esto, de momento....

El próximo mes continuaré comentando el libro... En todo caso no es mi intención desvirtuar con mis pensamientos el contenido del libro y dejar claro, de nuevo, que para Gotzsche: “Todos deberíamos vacunarnos del sarampión y vacunar a nuestros hijos”. 

Comentarios

  1. Muy interesante. Entre Torquemada y los fanáticos de la negación por la negación hay un amplio espectro de personas que dudan y procuran informarse para opinar con fundamento, pero pasa lo que siempre pasa cuando hay posiciones radicales enfrentadas, a todo el que está en el medio se le desacredita (a veces con razón, pero ese no es el tema) y se le quita de en medio. La polarizació aburriría si no fuera tan peligrosa.

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    1. Hemos llegado al triste momento en el que sólo un biólogo o un veterinario está legitimado para decir que un perro es un perro. Evidentemente no hace falta ser biólogo para reconocer a un perro. Como no hace falta ser científico para diferenciar lo que es ciencia de lo que es una estafa. Sin embargo, como ya escribí antes de marzo de 2020: ahora el criterio del “experto” se impone por el "bien" de la “ciudadanía”. No parece casual que este paso más a una sociedad más totalitaria comience con algo tan sensible como la salud. Llamar borrego o negacionista a quién no comparte opinión sólo sirve para enfrentarnos más y que el camino totalitario siga edificándose. Que millones de personas entiendan que la ciencia no es un método para encontrar la verdad, sino un conjunto de respuestas dadas, de dogmas indiscutibles que nos transmiten los portavoces de la “ciencia” como palabra de Dios, este sorprendente analfabetismo, es otra de las patas que impulsan la edificación desde marzo de 2020 de una sociedad autoritaria, de una ruina, en nombre de la “ciencia” (ese conglomerado de charlatanes con bata blanca, periodistas, “verificadores”, políticos, etc.).

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    2. En el tema de las vacunas existe además un componente irracional acuciado por el estrés. Por lo general –salvo en esta excepcional ocasión de la pandemia– quien es vacunado y quien decide vacunarse no son la misma persona. Hay una terrible presión externa y, sobre todo, interna sobre los decisores: los padres, los tutores o las personas con personas a su cargo.

      Por un lado está la presión institucional (estatal/regional/municipal) que se ejerce desde el calendario obligatorio de vacunación, desde la asistencia primaria y pediátrica, y desde las guarderías y colegios. Son entornos donde la vacunación es un peaje para la integración de los hijos que responsabiliza a los padres de la felicidad y oportunidades futuras de los hijos.

      Por otro lado es la presión interna, subjetiva, de acertar en una decisión que pone en juego la vida (o la calidad de vida) de los hijos en las manos primerizas de los padres. Unos padres comúnmente superados por las carencias de tiempo, de dinero y de ánimos para gestionar una vida familiar que compite con el resto de obligaciones que les permiten sufragarla, y que están obviamente incapacitados para hacer una tesis sobre pertinencia y eficacia de las vacunas: tanto las oficiales como las "extraordinarias" que-hay-que-por-si... Siete vacunas en los primeros cuatro años de vida, más las cuatro dosis del PREVENAR, más la de la varicela (ahora incluida, creo, en el calendario oficial de vacunaciones) y que tenía un coste de más de 50€…

      Lo expresas muy bien en el último párrafo del penúltimo apartado:
      "Se supone que me tengo que poner a investigar lo que la industria farmacéutica no va a investigar…"

      Y aún así, con la voluntad de hacerlo tampoco basta; ni contando siquiera con Wikipedia, las redes como Quora o la Internet académica. Estamos, literalmente, perdidos pues el acceso a la información es lo de menos cuando no es posible clarificar qué ayuda realmente y qué no a la toma de una decisión tan "vital".

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    3. Paco gracias por el comentario y por dedicarle tiempo a este blog, se que estás muy escaso de tiempo. El componente irracional entorno a las vacunas es palpable y tiene sus promotores, me explico. Nadie compra un coche de segunda mano sin comprobar si lo que dice el vendedor es cierto o medio-verdad. Sin embargo los organismos reguladores compran el coche de segunda mano teniendo sólo en cuenta la “información” del vendedor. En el caso de las vacunas experimentales del COVID se han comprado millones de vacunas con la única “información” del vendedor y sin informar, ni advertir a la población de que está participando de un gran estudio experimental, por cierto, con un diseño que es de risa. La opacidad, naturalmente, no puede generar otra cosa que paranoia (¿Cuál es el motivo de tanto oscurantismo? la imaginación y la respuesta es, lógicamente, libre.)
      Pero, si estamos en el derecho de desconfiar de las autoridades sanitarias por motivos de salud, incluida la OMS, hasta que demuestren que trabajan para el bien común, y no nos podemos fiar del vendedor, ¿Qué se puede hacer? Pues buscar información que no es tan complicado como parece, aunque que las autoridades sanitarias y el “consenso científico” traten de hacernos creer lo contrario. Que hay iluminados y vasallos.
      No hace falta ser alguien de ciencia para tener acceso a recursos independientes. En el caso de la vacuna (o lo que sea) COVID, Prescrire realizó una revisión de la situación en noviembre y con esta evidencia es con la que se han aprobado las vacunas y se está vacunando a las personas mayores:
      https://english.prescrire.org/en/81/168/60501/0/NewsDetails.aspx
      También están las publicaciones de Peter Doshi, del British Medical Journal.

      Sobre otras vacunas, como la de la gripe tenemos las revisiones de Cochrane, con evidencia pobre sobre su utilidad:
      https://www.cochrane.org/es/CD004876/ARI_vacunas-para-la-prevencion-de-la-gripe-estacional-y-sus-complicaciones-en-personas-partir-de-los-65
      “La repercusión de las vacunas contra la gripe en las personas mayores es moderada.”
      https://es.cochrane.org/es/divulgaci%C3%B3n/cochrane-responde/%C2%BFqu%C3%A9-efectos-tienen-las-vacunas-para-prevenir-la-gripe-en-adultos
      “Las vacunas antigripales no ofrecen una protección completa frente a la infección, pues 9 de cada 1000 adultos sanos vacunados se infectan por el virus y sufren una gripe (entre los no vacunados, la sufren 23 de cada 1000).”
      “No se conocen bien los efectos de las vacunas durante la temporada de gripe sobre el absentismo laboral ni sobre las complicaciones graves de la gripe.”

      De la triple vírica una reciente revisión de Cochrane vuelve a mostrar su seguridad.

      Con las vacunas que no son parte del calendario de vacunación en países equiparables al nuestro, pues hay que desconfiar y buscar información. Es el caso de la vacuna del papiloma humano.
      Hay componentes de algunas vacunas que son tóxicos, y como con todos los medicamentos hay que leer el prospecto. Para terminar, no hacer ni puñetero caso de los que hablan de las vacunas en general. Si de todo esto no he dicho nada en el texto es por la decisión de hace unos meses de abordar los temas únicamente desde la psicología, en este caso, desde el estudio de la “construcción” y difusión de la des-información.

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  2. Para terminar con el tema de la información, los prospectos de las vacunas se pueden encontrar en Internet, por ejemplo:
    https://vacunasaep.org/familias/pregunta-al-cav/triple-virica-sarampion-rubeola-y-parotiditis/composicion-vacuna-triple

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  3. Es cierto, la información está ahí fuera (dentro) para quien la quiera buscar. Es más, todos podemos leernos los avisos y descargas de responsabilidad de los prospectos farmacéuticos. De hecho, por leerlos, es por lo que soy tan poco amigo de tomar medicamentos o de operarme (lo cual tampoco me parece bien).

    Mas, pocas veces tenemos la suerte de encontrarnos ante una toma de decisión con datos suficientes (y lo suficientemente claros) y ahí coincido con la necesidad de estudios bien realizados y respaldados para saber, al menos, a qué nos exponemos. Parece que nos encontramos en una de esas encrucijadas filosóficas en las que la razón ha de perseverar por hacerse un hueco frente a la mística (mítica) imperante… "Dios lo dispone", "Lo dice la Ciencia"…y mientras un pavor irracional nos empuja a dejar que nos pinchen, nos metan mano y qué se yo...

    Una anécdota personal a tenor de la toma de decisiones: no recuerdo las cifras estadísticas pero cuando nos quedamos embarazados el ginecólogo aconsejó "pinchar" al feto para analizar si venía con alguna "deficiencia", dada la "avanzada" edad para una maternidad primeriza; para avalar su recomendación nos dio las estadísticas de nacimientos con malformaciones y síndromes (de Down, entre otros) en madres mayores de 35 años. Y nos devolvió la pelota… "ustedes verán". Tras un tenso silencio le pregunté por las posibilidades de dañar al nonato con la punción y si había estadísticas. Las había. Al cruzarlas (no sé si correctamente desde el lado matemático) me parecieron mayores las opciones de dañar al bebé, así que nos encomendamos a la providencia y no a la "ciencia". Y mira por dónde… el niño nos salió rarito XD

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