Un psicólogo encuentra ayuda en la medicina tradicional china

la medicina funciona hoy como una religión estatal de modo muy semejante, por ejemplo, a cómo funcionó el catolicismo en la España medieval.

Thomas Szasz



Llevaba tiempo muy fatigado, con un agotamiento físico y mental de los que no pasan con descanso. Un conjunto formado por “Pandemia”, duelos, restricciones y una mayor carga de trabajo con, además, casos que requieren un mayor compromiso emocional ha ido minando poco a poco mi salud. No he hecho caso a la pandilla de ignorantes, por pensar bien, que nos gobierna y recurrí a un terapeuta con formación en medicina tradicional china.

Mi satisfacción tras recurrir a una “pseudo-terapia” ha estado por encima de lo que yo podía esperar. Tras dos sesiones de 60 minutos cada una, separadas en unos pocos días, he recuperado mi tono vital y emocional.

Gran parte de la primera sesión estuvo dedicada a elaborar una línea de vida. Es decir, buscar los factores emocionales, las vivencias familiares, de trabajo, etc., que dan sentido a la sintomatología. A este examen continuó un breve examen físico. Tras obtener el diagnóstico mi terapeuta procedió a clavarme cinco agujas en diferentes partes de mi cuerpo. Al terminar la sesión mi diafragma se había desbloqueado, mi respiración era más amplia y profunda. Mi vitalidad mucho mayor.

La segunda sesión comenzó con una breve charla para valorar los progresos y los problemas todavía no resueltos. Tras esta conversación, de nuevo, cinco agujas o más terminaron perforando mi piel. En este caso las sensaciones fueron diferentes, más suaves. Sentí una leve corriente eléctrica sobre el abdomen que concluyó al retirar las agujas. En este momento las sesiones presenciales han terminado aunque voy cumpliendo con los consejos recibidos durante esta intervención médica.

Según los Ministerios de Sanidad y el de Ciencia parece ser que al acudir a la medicina tradicional china he puesto mi vida en peligro y además lo hago por ignorancia, por lo que voy a explicar mi decisión. 


Medicina tradicional y Organización Mundial de la Salud

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la Medicina Tradicional (MTC): “como la suma total de los conocimientos, capacidades y prácticas basados en las teorías, creencias y experiencias propias de diferentes culturas, bien sean explicables o no, utilizadas para mantener la salud y prevenir, diagnosticar, mejorar o tratar enfermedades físicas y mentales. https://drive.google.com/file/d/1h7XROv6ZtYuKacKnOLoLhZ6dVF1a-mOT/view?ths=true


Con respecto a la MTC, por ahora, la OMS tiene el objetivo de facilitar “la integración de la MTC en los sistemas de salud mediante su  apoyo a los Estados Miembros en el desarrollo de sus propias políticas nacionales para ese sector", con el fin de salvar vidas y mejorar la salud de la población. Además la OMS se ha comprometido en “prestar apoyo a los Estados Miembros para que aprovechen la posible contribución de la MTC a la salud, el bienestar y la atención de salud centrada en las personas, y promover la utilización segura y eficaz de la MTC mediante la reglamentación de productos, prácticas y profesionales.”

Por tanto, lo que propone la OMS es la regulación de la práctica de la MTC y su integración en los sistemas de salud nacionales. Dos buenos motivos para la regulación de la MTC y su integración en los servicios de salud son: es eficaz y es económica cuando se regula su práctica.

Dos estudios realizados en Europa, de 2012 y 2014, en los que se compraban las tasas de mortalidad y los gastos en atención sanitaria entre pacientes tratados por médicos convencionales y pacientes tratados por médicos convencionales con formación en MTC y complementaria, dan resultados que escuchando al Ministerio de Sanidad español parecen increíbles. Pero, los datos son los que son:


“Los pacientes cuyo médico de cabecera tiene capacitación adicional en medicina tradicional y complementaria tienen menos de costos de atención médica y tasas de mortalidad entre un 0 y un 30% menores, según los grupos de edad y el tipo de MTC y complementaria. Los costos más bajos resultan de menos hospitalizaciones y menos medicamentos recetados.” https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC3482459/

“Los pacientes holandeses cuyo médico de cabecera completó además una formación en medicina tradicional y complementaria tienen una media de 192 € (10,1 %) menos de costes sanitarios y no viven más ni menos que los pacientes tratados de forma convecional.” https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/25164536/


En estos dos estudios, más o menos recientes, se pone de relieve que si hay algún problema con la MTC no es motivado por la falta de “ciencia” o por ser “pseudo-terapias”. Las posibles muertes atribuidas a la MTC se deben a su falta de regulación, al hecho de que cuando alguien acude a un terapeuta alternativo no sabe si acude a un profesional bien formado y entrenado o a un charlatán.

Cuando su actividad se regula la MTC ayuda a mejorar la salud de los pacientes y abarata las intervenciones sanitarias (menos medicación y menos ingresos hospitalarios por paciente).


La cultura y la enfermedad

Que la integración de la MTC en la sanidad pública abarata la intervención médica sin poner en peligro la salud de los pacientes puede parecer raro pero no lo es. Puede tener una explicación muy  sencilla.

La enfermedad no es algo objetivo. La medicina hegemónica en Occidente, la llamada Medicina Basada en la Evidencia (MBE), está enfocada en el análisis y tratamiento de partes concretas del cuerpo como el hígado, el riñón, la vesícula, etc. También ha extendido la noción de “enfermedad” a toda medida anormal (hipertensión, colesterol,…) comparada con un parámetro “ideal”. Varios son los resultados de esta cultura de la “enfermedad”.

 El cuerpo se ha convertido en un perpetuo sospechoso de incapacidad.

El cuerpo es sometido a una vigilancia constante en forma de pruebas clínicas;  no vaya a ser  que tras  una aparente salud y vigor colapse y muera de forma súbita.

Al descubrimiento de “anormalidades” o "factores de riesgo" le siguen la medicación pertinente y la tranquilidad del/la paciente. El mercado de medicamentos crece, la masa de gente “enferma” se agranda, aumenta la cantidad de química en los cuerpos de los/as pacientes. El/a paciente se convierte en un negocio. Las personas medicadas empapan la naturaleza de productos tóxicos originados en los fármacos que consumen. 

Sin embargo, los/as pacientes que acudimos a médicos con formación en MTC compartimos otra cultura de la enfermedad, muy lejana de la MBE. Una visión que  nos lleva a acudir menos al/la médico y a solicitar la ayuda de médicos que recetan menos productos industriales. Somos personas más baratas para los sistemas de salud pública que integran la MTC. Somos un mal negocio para la industria farmacéutica. Somos personas más ecológicas. 

Mi caso 

Volviendo a mi caso. Acudo a un experto en medicina china, pero no a cualquiera. Recurro a un profesional con formación médica convencional, con más de 20 años de experiencia práctica como médico convencional y profesor universitario de una facultad de Medicina. Persona que se formó en medicina tradicional china en la república Popular China en los años ochenta. Por tanto, como he dicho, no acudo a cualquiera.

Con este profesional de la salud comparto una cultura de la salud-enfermedad. No acudo para que busque una enfermedad (no voy a que me haga una PCR, por ejemplo).  Acudo porque realizo con dificultad mi actividad diaria. Tampoco acudo con el objetivo de medicarme. 

Lo primero que hace este terapeuta es una entrevista similar a la que realizo yo a mis pacientes. No busca sólo en el cuerpo, busca en mi vida. Después, orientado por la entrevista siguió la exploración médica. 

Tras la exploración médica llegaron las agujas. La entrevista no sólo orientó la exploración física, también, como un componente psicoterapéutico, me orientó sobre las dificultades emocionales que estaban parando mi cuerpo y me dio luz sobre las herramientas necesarias para salir de este momento vital o “enfermedad”.

Como decía, hay personas que cuando buscamos a un profesional por motivos de salud “encontramos” a aquellos que no buscan sólo en el cuerpo.  Preguntan a la vida. 

Cuando la formación en MTC no está regulada, como pacientes nos encontramos con el problema del intrusismo profesional. Personas con deficiente formación o ninguna pueden presentarse como profesionales de la salud. Como la MTC no  está incluida dentro de la Seguridad Social no es accesible para gran parte de la población, al menos en las ciudades. 


Medicina y ciencia

Tras el ataque a las inexistentes pseudo-terapias se encuentra la promoción de un modelo médico, la MBE, que el Ministerio de Sanidad considera como “científico ”.

Para Gordon Guyat, fundador de la MBE en 1991, la MBE es “un NUEVO paradigma para la práctica médica. La medicina basada en la evidencia resta importancia a la intuición, a la experiencia clínica asistemática y a la lógica fisiopatológica como motivos suficientes para la toma de decisiones clínicas y hace hincapié en el examen de la evidencia de la investigación clínica. La medicina basada en la evidencia requiere nuevas habilidades del médico, incluida la búsqueda eficiente de literatura y la aplicación de reglas formales de evidencia que evalúan la literatura clínica.” https://jamanetwork.com/journals/jama/article-abstract/400956


En principio la MBE puede parecer una buena idea. Se trata de aplicar en cada caso el tratamiento con la mejor evidencia científica. Sería buena idea si la medicina se pudiera reducir al examen de cuerpos y medicar. Como si los pacientes pudiéramos ser reducidos a un conjunto de medidas como la presión arterial. 

Pero, independientemente de toda buena intención, este NUEVO paradigma está en crisis por sus propios resultados. En esta crisis de la MBE nos encontramos con tres grupos de personas. Las personas e instituciones que la niegan, como el Ministerio de Sanidad y el de Ciencia, que llevan años promocionando la veterinaria (Mira y López) con dinero que no es suyo; los/as que la defienden y tratan de salvar a la MBE del secuestro de las farmacéuticas y quienes abiertamente dicen que los resultados de esta medicina deberían bastar para calificarla como un error monumental. Algo a lo que enterrar muy hondo por nuestra salud.


Los quijotes de la MBE

Para la MBE, cuyo pilar es el ensayo clínico,  es fundamental que la información que den los ensayos clínicos sea cierta. Como en la vida real la mayor parte de la información que arrojan los ensayos clínicos en el campo de la medicina son falsos o irrelevantes, un pequeño grupo de científicos/as de la sanidad lleva años tratando de rescatar a la MBE, la medicina actual, del secuestro de las farmacéuticas.

En 2014 se publicaba en el BMJ un grito de alerta sobre el estado de la MBE.  El BMJ es una revista médica que, como otras organizaciones como Cochrane o Prescrirelleva años peleando por la integridad de la MBE. El artículo decía lo siguiente:

Han pasado más de 20 años desde que el grupo de trabajo de medicina basada en la evidencia anunció un “nuevo paradigma” para la enseñanza y la práctica de la medicina clínica. La tradición, la anécdota y el razonamiento teórico de las ciencias básicas serían reemplazados por evidencia de estudios observacionales y ensayos controlados aleatorios de alta calidad...

El primer problema es que la “marca de calidad” basada en la evidencia ha sido malversada y distorsionada por intereses creados. En particular, las industrias de medicamentos y dispositivos médicos establecen cada vez más la agenda de investigación. Definen lo que cuenta como enfermedad (por ejemplo, trastorno de la excitación sexual femenina, tratable con sildenafilo y calvicie masculina, tratable con finasteride) y "estados de riesgo" previos a la enfermedad (como baja densidad ósea, tratable con alendronato). También deciden qué pruebas y tratamientos se compararán en estudios empíricos y eligen (a menudo sustitutos) las medidas de resultado para establecer la "eficacia". https://www.bmj.com/content/348/bmj.g3725


En 2022 no ha cambiado nada o han empeorado las cosas. En una carta publicada este 2022 en el BMJ se vuelve a insistir en los problemas de la MBE:

La medicina está dominada en gran medida por un pequeño número de compañías farmacéuticas muy grandes que compiten por una cuota de mercado, pero que están efectivamente unidas en sus esfuerzos por expandir ese mercado. (...) El progreso científico se ve frustrado por la propiedad de los datos y el conocimiento porque la industria suprime los resultados negativos de los ensayos, no informa los eventos adversos y no comparte datos sin procesar con la comunidad de investigación académica. Los pacientes mueren debido al impacto adverso de los intereses comerciales en la agenda de investigación, las universidades y los reguladores. https://www.bmj.com/content/376/bmj.o702

Otros/as que están tratando de “liberar” a la MBE del secuestro de las farmacéuticas son investigadores como Ben Goldacre cuyo libro “Mala Farma” es una joyita. O Peter Gøtzsche, fundador de Cochrane y autor de libros como "Medicamentos que matan y crimen organizado” o “psicofármacos que matan y denegación organizada” que muestran la corrupción generalizada de la ciencia en el campo de la sanidad.


Los “negacionistas”

Además de los/as “quijotes” de la MBE están los/las que aseguran que este paradigma hay que tirarlo al vertedero de la medicina y dejarlo ahí para siempre. Uno/a de los/as que niegan cualquier beneficio de la MBE es el Dr. Malcolm Kendrick. En su libro “Doctoring Data” recoge, con bastante humor e ironía, el desastre de la MBE, dando mucha información tanto sobre la corrupción generalizada en la MBE como del fracaso en el mundo real de este NUEVO paradigma.

En Inglaterra se implementó un sistema de control de calidad y resultados (QOF) en el campo de la sanidad. Se decidió que los médicos que trabajan en el sistema nacional de salud deberían medir “factores de riesgo” como el colesterol, los niveles de azúcar, la hipertensión, etc., medicar y anotar los resultados. Vamos a ver como funciona el sistema QOF surgido en el marco de la MBE. 

Las decisiones médicas se toman tras un árbol de decisiones basado en la “evidencia” científica. La enfermedad X requiere el tratamiento Y, en la dosis Z para lograr el resultado deseado. 

En el sistema QOF cada médico crea una base de datos con las diferentes “enfermedades” donde aparece cada paciente con su medicación y los datos de cada revisión. Por ejemplo, voy al médico, me toman la tensión dando una medida de tensión por encima de lo “normal”. Para atajar este preocupante “factor de riesgo” el médico me prescribe una medicación y al año volvemos a vernos para hacer un seguimiento de mi “enfermedad”. De toda la información recogida por todos los médicos de todos los/as pacientes se van ajustando los tratamientos y se van creando nuevas reglas de intervención: la enfermedad X requiere el tratamiento Y, en la dosis Z, para lograr el resultado tal.

El QOF fue auditado en 2017 con una sorprendente conclusión:

Resultados

Los autores identificaron tres revisiones sistemáticas y cinco estudios de investigación primarios que cumplieron con los criterios de inclusión. El QOF se asoció con una modesta desaceleración tanto del aumento de las admisiones de emergencia como del aumento de las consultas por enfermedad mental grave (SMI), y modestas mejoras en la atención de la diabetes. La naturaleza de la evidencia significa que los autores no pueden estar seguros de que alguna de estas asociaciones sea causal. No se encontró un efecto claro sobre la mortalidad. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5647921/


Otro "negacionista", el Dr. Des Spence (2013), años antes de la auditoría del QOF, ya propuso su "asesinato" por el bien común: “el experimento de salud pública más grande del mundo en medicina basada en evidencia: el QOF (Marco de Calidad y Resultados) impulsado por objetivos”; "simplemente no ha funcionado. Es un desastre burocrático, que mide lo medible pero erosiona lo inconmensurable, que es lo más importante, y que malgasta nuestro tiempo, esfuerzo y dinero. Nos ha convertido a todos en pacientes y ha transformado a los médicos cualificados en contables. (…) Es hora de apartar la vista de la pantalla y volver a mirar al paciente. Desconecten el soporte vital financiero y dejen morir esta iniciativa fallida." https://www.bmj.com/content/346/bmj.f1498?ijkey=XLYFAyYPSRJiOT8&keytype=ref

Me atrevo a decir que hacer lo mismo que los ingleses no puede acabar de forma diferente. No me parece muy extravagante pensar que haciendo las mismas cosas se acaban obteniendo los mismos resultados: derroche de recursos, polimedicación y ningún beneficio extra para los pacientes. Sin embargo Sanidad y Ciencia están por seguir el camino de la sanidad inglesa, por copiar el QOF adornando el sendero con bonitas palabras como ciencia, Inteligencia Artificial o tratamiento de datos.

Aunque desde el Ministerio de Ciencia siempre podrán decir que si la ciencia no cura, al menos empodera. Así lo asegura Raquel Yotti, secretaria general de Investigación del Ministerio de Ciencia e Innovación,

La Inteligencia Artificial permite hacerte responsable de tu salud. El poder tener acceso a tus propios datos y el poderlos analizar e interpretar, empodera al paciente y tiene consecuencias muy identificables en términos de calidad de vida”.

Unas preguntas muy sencillas: ¿de dónde salen todas estas gentes que nos gobiernan? ¿Qué puerta del infra-mundo se ha quedado abierta?


El auxilio de la trampa estadística

 El informe Esperanzas de vida 2017 fue acogido con cierta alegría por la prensa. En El Mundo se comentó lo siguiente: “La esperanza de vida en España se sitúa actualmente en los 83,3 años de media, siendo la mayor registrada en los países de la Unión Europea y la tercera a nivel mundial, sólo superada por Japón y Suiza, según se desprende del informe 'Esperanzas de vida en España, 2017', publicado por el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social.”

Entre tanta celebración se daba publicidad a un estudio pagado por la industria farmacéutica El valor del medicamento desde una perspectiva social que decía en tono triunfalista: “Tras siglos de esfuerzos, aciertos y errores, la medicina ha experimentado en las últimas décadas un avance de tal calibre que ha hecho posible que hoy las personas puedan vivir más y mejor que nunca, lo que constituye uno de los grandes hitos de la historia”

Es discutible que el medicamento sea el gran protagonista en el aumento de la esperanza de vida en algún lugar del mundo y en algún momento. Pero quitando este hecho, no todo los datos recogidos en Esperanzas de vida 2017 llamaban al optimismo. El informe recogía la siguientes información:

  • Desde 2006, los años de vida saludable a los 65 años de edad disminuyeron en 1,3 años.
  • El número de años de vida saludable al nacer en 2017 llegaban hasta los 63,2 años (63,9 en hombres y 62,5 en mujeres). Lo que supone que de los 83,3 años a los que puede llegar a vivir una persona media, uno de cada cuatro años los va a vivir, al menos, con alguna limitación. 

En definitiva, malas noticias para las personas jubiladas o apunto de jubilarse. 


Sin embargo, Esperanzas de vida 2018 sorprende al reflejar un incremento espectacular, de repente, en sólo un año,  de los años de vida saludable al nacer; que brincan de 63,2 en 2017 a 79,2 años en 2018.

Hay más datos sorprendentes comparando el informe de 2017 con el de 2018. Aunque también se aclara en este informe 2018 que: “la serie temporal de años de vida saludable ofrecida en el presente informe difiere de la proporcionada en informes de años anteriores debido a un cambio en la metodología utilizada para la estimación de este indicador”.

Por tanto, si las cosas no ocurren como anunciamos a bombo y platillo, siempre podemos cambiar la forma de medir el indicador y ya tenemos una realidad acorde a nuestra propaganda. Un buen ejemplo del poder de la  Inteligencia Artificial y del empoderamiento de la ciudadanía.

Terminando. Se ha atrevido el Gobierno a asegurar que personas como yo acudimos a la MTC por desconocimiento de lo que es la MBE. Pero para ir aclarando, no acudimos a la MBE porque, simplemente, la conocemos y mucho.


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