la CRISIS de la PSICOLOGÍA



Lo siento, pero ni soy terraplanista, ni estoy esperando la llegada de los extraterrestes, ni el fin del mundo entre volcanes en erupción y ángeles exterminadores, ni creo en la Tierra hueca, ni hago uso de la homeopatía cuando me resfrío, tampoco creo en la existencia de un gobierno mundial en la sombra, ni me dedico a promocionar la creencia en la Tierra plana como hace el ministro de la Verdad.

Dicho esto, voy a intentar aclarar un poco el estado de la considerada psicología científica actualmente. Para este fin he tomado prestadas algunas ideas del fundador de la psicología científica en España: José Luis Pinillos (1919-2013), ese retrato que está en todas las facultades de psicología y que pocos psicólogos/as hemos estudiado.

Debería ser evidente que lo expuesto a continuación no es una síntesis del pensamiento de Pinillos sobre ciencia y psicología, son mis reflexiones. Pero, si me voy a valer de las suyas para abordar la crisis del “paradigma” mecanicista en psicología, es decir, de la crisis de los modelos imperantes en psicología actualmente (el conductista y el cognitivo-conductual).

Antes de continuar voy a dar una definición de causa, que puede ayudar a entender mejor el texto:

“las causas son los factores que impulsan el sistema [en este caso a las personas] a entrar en actividad o permanecer inactivo en una ocasión determinada” (J.Bowlby)

Me voy a valer fundamentalmente en este texto de varias conferencias ofrecidas por el propio José Luis Pinillos, “Problemas Actuales de la Psicología Científica” (1980), donde expone los motivos de la crisis de la “razón mecánica” y de la metáfora del “hombre máquina”, y otras que dio en la Fundación Juan March en el año 1987.

La psicología científica nace con la incorporación de los métodos de la física, para lo bueno y lo malo. El ser humano se convirtió en ese momento en un autómata para la psicología. La libertad es sólo una ilusión (Más allá de la libertad y de la dignidad, Skinner.1971) que se mantiene por la ignorancia del hecho de que estamos sometidos bajo la tiranía de los estímulos ambientales.

Las personas somos, según esta psicología científica, como un balón de fútbol que cree que es libre porque corre de un lado a otro, ignorando que es desplazado por las patadas de los jugadores. Cuando el estímulo exterior cesa, el balón que se mueve por inercia acaba parándose. En definitiva, es el universo de Newton, de la vieja física, aplicado a la psicología.

Dentro de esta concepción mecanicista, donde el modelo conductista fue su representante durante décadas, no existe un sujeto, un responsable de la propia conducta; el balón de nuestro ejemplo, materia muerta, se mueve a golpe de “ambiente”.

Por este motivo, entre las razones y eventos que desencadenan la crisis de la psicología científica, del conductismo, se encontraría la aparición de la cibernética, que establece el concepto de feedback. 

Pasaríamos así, a la metáfora del termostato que, aunque también es una máquina, incorpora la noción de meta: mantener la temperatura programada. Una diferencia ambiental con la temperatura programada pone en marcha unos mecanismos que corrigen esta diferencia, mecanismos que paran cuando se logra la meta.

Por tanto, los avances en otras ciencias permitieron considerar otras formas de causa-efecto.

Las metas, los proyectos se convierten así en posible causa de la conducta. Aunque, es cierto que Freud (1914) ya habló del ideal del yo , “un modelo al que el sujeto intenta adecuarse” (Laplanche y Pontalis. 1996).

Otra de las razones apuntadas por Pinillos para explicar la crisis del conductismo es  la debacle del positivismo lógico y del operacionalismo, que eran el sustento filosófico del conductismo y de la metáfora del “hombre-máquina”.

Aunque creo yo que la razón de más peso para la caída del conductismo, dentro del campo de la psicología, es que está refutado experimentalmente. La metáfora de la máquina es simplemente falsa.

Entramos ahora con las conferencias del 87.

La crisis del conductismo y de la metáfora del “hombre-máquina” permitió plantear, de nuevo, el problema de la objetividad en ciencia.

Sobre la ciencia y la objetividad afirmaba Pinillos que las creencias influyen en la ciencia y más en la psicología que en las matemáticas.

Es un hecho que las creencias ponen en peligro la objetividad de la psicología científica. ¿Cómo es esto posible?, porque a pesar de todas las precauciones, por los resquicios de la metodología, tras las matemáticas se esconde una ideología “tremenda”, dirá Pinillos.

La influencia de las creencias en la ciencia explica como el supremacismo racial más repugnante se convirtió en “ciencia” a través de la eugenesia. *Ciencia" que se cimentó con los exhaustivos estudios estadísticos de Francis Galton sobre las “diferencias humanas” y la herencia de la “inteligencia”:

la ciencia de la mejora del linaje (eugenesia), que de ningún modo esté limitado a cuestiones de emparejamientos juiciosos, sino que, especialmente en el caso del hombre, permita tomar conciencia de todas las influencias que, a cualquier edad, tienden a dar una mayor oportunidad a la raza, o linajes sanguíneos, más aptas para predominar rápidamente sobre las menos aptas, que de otro modo no hubiera ocurrido (1883)

En Europa, esta forma de mecanicismo, la eugenesia, una reducción de las personas a un conjunto de partículas, los genes, alcanzó su máxima expresión en el horror de Auswitch con el amparo teórico y matemático de científicos como Galton, Davenport o el dr. Menguele.

Por esto, porque la ciencia está cargada de creencias e ideología, para Pinillos la respuesta a la siguiente pregunta es crucial: "¿qué es el hombre?", pues determina los problemas que se eligen como objeto de estudio y la psicología que se practica.

Si la respuesta es que las personas somos autómatas, somos máquinas, entonces excluiremos de la investigación todo aquello que no pertenece al mundo de la máquina: conciencia, afectos, sentimientos, emociones, instintos, las relaciones con los otros, etc. La vida queda al margen del estudio del hombre.

Pero para Pinillos, las personas no sólo reaccionamos al ambiente, no sólo somos efecto de causas exteriores, somos responsables de nuestras acciones.

Somos más que un objeto de manipulación, buscamos efectos en el exterior, somos seres con metas, la vida es un proyecto.

Esta idea de vida como proyecto, ya se encuentra en Adler (1870-1937) y plenamente desarrollada por el Análisis Transaccional de Berne (1910-1970), bajo el concepto de guión de vida, por nombrar sólo a dos “pseudo-terapeutas”.

La crisis del conductismo se ha “resuelto” con la aparición de la “nueva” psicología cognitiva que es más mecanicista que el propio conductismo original. La metáfora de esta nueva (vieja) psicólogia: el ordenador, es otro objeto muerto, otra máquina.

Afirma Pinillos, y no le falta razón, que al Estado moderno (totalitario y no totalitario) tiene un gran interés por las técnicas de manipulación y por difundir la imagen del “hombre máquina” y, por tanto, de una determinada psicología.

Las propias técnicas de manipulación de ideas que usa el Estado en la actual campaña contra las “pseudo-terapias”, es un ejemplo de este interés por el control de las ideas y las técnicas de control de masas. Las personas somos un objeto para usar, manipular y producir.

La crisis de la psicología continúa en la actualidad, y debe de ser muy grande ya que nadie habla de ella.

En cuanto a las psicologías científicas nos encontramos con los modelos mecanicistas (conductuales o cognitivo-conductuales) y los psicodinámicos y humanistas. Los primeros son refutables, incluso fuera del laboratorio por su evidente carga ideológica. La metáfora del ordenador es una falacia, el cerebro se parece a un hardware lo que un huevo a una castaña, que dice el dicho. Los segundos modelos no son demostrables por los métodos de la física y quizás por ninguno otro.

Podría parecer esta situación catastrófica, pero no lo es. Dentro de la psicología todavía impera el sentido común. Pinillos termina concluyendo sobre esta crisis que:

la crisis es real y es necesario que los psicólogos españoles se hagan cargo de ella. Pero no es apocalíptica, yo diría que es saludable. Hemos pasado de un dogmatismo monolítico a la ruptura de paradigmas rígidos y a un pluralismo racional, que es signo de madurez.

Aunque nadie se ha hecho cargo de la crisis, en la práctica clínica, los diferentes modelos conviven sin ningún problema. La práctica privada no institucionalizada de la psicología dice que cuando un/a terapeuta cognitivo-conductual recibe a un cliente no ve una máquina, sino una persona, y que los terapeutas que no nos consideramos ni conductuales, ni cognitivos-conductuales, muchos, aplicamos técnicas conductuales o cognitivo-conductuales cuando es necesario. Muchos/as también tenemos formación conductual post-grado.

Sobre los que no tienen formación en psicología, que no conocen su historia, que se dedican en sus espacios de difusión de ciencia-porquería a promocionar las actuales listas sobre pesudo-terapias, ya que utilizan la palabra ciencia para “impresionar”, les pediría, al menos, que fueran honestos y honestas, si es posible. Que en letra muy grande informaran de su formación en psicología si la tienen. Yo no opino sobre la teoría de cuerdas, sería ridículo, sin embargo anda gente que lo mismo opina del EMDR que del Tai-Chi, etc., sin ningún rubor ni fundamento.

Si, de verdad, a alguien le preocupa la existencia de las llamadas “pseudo-terapias”, (como el Análisis Transaccional, la bioenergética, el EMDR, etc.) que empiece a abordar la crisis de la “psicología”.

Me voy a permitir el lujo de finalizar con Freud. Explicaba Freud que en la neurosis el síntoma es una solución de compromiso entre lo reprimido y la represión. De la misma forma, lo que la psicología mecanicista ha reprimido, bajo la metáfora de la máquina, (emociones, instintos, etc) ha vuelto lógicamente bajo la forma de la llamada “pseudo-ciencia”.

No resulta tan sencillo esconder la vida. 

Comentarios

  1. La vida se abre camino :-) En cuanto al tema de la falta de objetividad en la ciencia, me hace preguntarme si existe ya un abordaje "cuántico" a la psicología; si existe un modelo que comprenda que todo parte de la perspectiva del (sujeto) observador y que lo sitúe, más allá de ser títere o responsable, en "consciente" de su estado como posibilidad y como elección. Ufff!! creo que me estoy embrollando. Gracias por activarme la cabeza con tus artículos :-)

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