una respuesta


La vida se abre camino :-) En cuanto al tema de la falta de objetividad en la ciencia, me hace preguntarme si existe ya un abordaje "cuántico" a la psicología; si existe un modelo que comprenda que todo parte de la perspectiva del (sujeto) observador y que lo sitúe, más allá de ser títere o responsable, en "consciente" de su estado como posibilidad y como elección. Ufff!! creo que me estoy embrollando. Gracias por activarme la cabeza con tus artículos :-)

RESPUESTA:

Gracias Paco. Este comentario merece más que otro comentario de vuelta.

No me queda muy claro eso de la psicología cuántica. Aunque como sabes, como vivo en otra realidad que no es la mía, te contestaré desde lo que aprendí en otro espacio-tiempo.

Supongo que cuando preguntas sobre una psicología cuántica te refieres a que somos creadores de realidad, el observador es el que da existencia al mundo. Por lo menos eso dice algún físico y espero no haber entendido mal tu comentario. Aunque, de fondo creo que está la cuestión de la libertad.

Sinceramente, soy poco cuántico. Un enfoque cuántico sería volver a importar de nuevo un modelo de la física a la psicología. Mi opinión es que la psicología necesita de modelos, metáforas propias. La experiencia que ya tenemos de la aplicación de los modelos de la física al campo de la psicología me parece más negativa que positiva. La única excepción es la psico-física, que creo que es la única psicología realmente científica y que no tiene nada que ver con la temática de este blog.

Sinceramente, no veo la necesidad de una psicología cuántica como tampoco veo la necesidad de una psicopatología del átomo o un tratado sobre el pobre electrón deprimido.

Además mi capacidad de crear realidad es bastante pobre. Mi experiencia me enseña que quien decide si vuelve, si va a existir una próxima sesión, no es la/el terapeuta, es el paciente, que no es un ratón.

Con respecto a las cuestiones planteadas ahí va mi reflexión:

Primero habría que definir qué es un observador, creo que podemos estar de acuerdo que puede ser cualquier persona, y en cuanto a una definición de realidad en psicoterapia, lo iré abordando durante esta exposición.

En el texto anterior he hablado del problema de las creencias dentro de las psicología científica. Ahora voy a hacer lo mismo pero desde el punto de vista de la psicoterapia, que no es el mismo que el de la psicología científica o llamada así. En la psicología científica el ratón, a diferencia de los/as pacientes, siempre vuelve.

Para empezar, una piedra es una piedra, tiene unas dimensiones, una masa, un tacto, una forma, una composición química, etc., pero que nos guste o no nos guste, esto es un acto psicológico, propio del campo de la psicología.

Que nos guste o desagrade es una valoración que ya nos remite a la “perspectiva del observador”.

Si a la piedra le damos un buen martillazo cambiando alguna de sus propiedades nos encontraríamos ya en el campo de la física o del picapedrero.

Vamos pues con “el observador” en psicoterapia, que quizás no es cuántico, y con una definición de realidad.

En 1935 escribía Alfred Adler (1870-1937) lo siguiente:

“Los seres humanos vivimos en el terreno de los significados. No conocemos circunstancias puras; siempre conocemos las circunstancias en el significado que tienen para los hombres.”

“Interpretamos la realidad siempre a través del significado que le damos; no en sí misma, sino como algo interpretado. Por eso será natural suponer que ese significado está siempre más o menos inacabado, incompleto, e incluso que nunca es enteramente cierto. El terreno de los significados es el terreno de los errores”

Tendríamos así la definición, volviendo a Pinillos, de la psicología como la “ciencia objetiva de lo subjetivo” y una pista de lo que se trabaja en psicoterapia.

Desde el campo de la psicoterapia el “punto de vista del observador”, se recoge en todos los modelos, incluidos los mecanicistas. Ellis, un psicoterapeuta conductista, con formación psicoanalítica, incorpora las cogniciones a la psicoterapia conductista en los años 50. Para Ellis el problema de todo malestar psicológico son las creencias.

En el campo del psicoanálisis, por irnos a un modelo que ha disputado la hegemonía al modelo conductista durante décadas, de forma explícita Luis Cencillo (1923-2008), por rescatar a un olvidado, nos explicaba que “las cosas tal como se perciben no son reales que la “Realidad en sentido fuerte consta de una trama de significados, funciones y valores”.

La “perspectiva del observador” está presente en psicología incluso en los modelos de estímulo-respuesta.

No es una excepción el modelo de estímulo-respuesta (Pavlov) que se ha usado, y se usa, con el fin de manipular el llamado “campo de estímulos”; es decir, para cambiar las creencias, opiniones o valores individuales o colectivas. Esta cuestión no pertenece al campo de la psicoterapia, pero vale como ejemplo de como en un modelo que es conocido por la salivación de unos perros también existe la mente.

El campo de estímulo está compuesto por hechos, objetos, características de objetos o personas, etc. que además de llamarnos la atención generan una respuesta, ya sea química, una acción, pensamientos, emociones...

El caso de la presente campaña contra las “pseudo-ciencias” es un buen ejemplo de intento de manipulación del campo de estímulos, de cambiar la “perspectiva del observador”.

Primero, se llama la atención sobre algo que a nadie le importa, la “pseudo-ciencia”. En esto el astronauta ha estado perfecto dando visibilidad a un tema que a nadie le interesaba: la teoría de la Tierra plana.

Segundo, se asocia la palabra “pseudo-ciencia” con teorías extravagantes para que pase de estímulo neutro (que no genera respuesta) a un estímulo condicionado que genera una respuesta de rechazo y burla para la mayoría de las personas.

Por tanto, se asocia la palabra “pseudo-ciencia” con la teoría de la Tierra plana, las conspiraciones iluminati, los platillos volantes, etc, y se repite la asociación muchas veces para que se consolide.

Una vez que la palabra “pseudo-ciencia” forma parte del campo de estímulos, cuando el astronauta afirma que el Análisis Transaccional es una “pseudo-ciencia”, la mente condicionada-manipulada asociará automáticamente, sin pasar por el cerebro pensante, el Análisis Transaccional con las teorías de la Tierra plana, los OVNI´s, etc produciéndose la reacción de rechazo.

Es cierto que, como las personas no somos tan fáciles de manipular, a esta forma tosca de manipulación se han unido las mentiras, las falacias, el mal uso del prestigio de la palabra “ciencia”, etc., más la casquería, un amigo que murió de cáncer por ir al homeópata, un niño que murió por no vacunarse, mientras que en manos de la medicina “basada en la evidencia” nadie muere. Se comenta que las funerarias van a quebrar en pocos años gracias a esta medicina.

Por ahora, ya han conseguido que cuando uno es crítico con los modelos imperantes en las ciencias de la salud, que son modelos y no sólo un conjunto de conjeturas y refutaciones (Popper), hay que explicar, y esto es muy cansino, que uno no quiere volver a las cavernas, que los de las cavernas y el oscurantismo son otros. La campaña va funcionando.

Estos dos últimos párrafos no tienen nada que ver con lo que estaba exponiendo. Pero en mi campo de estímulos la palabra pseudo-ciencia se asocia automaticamente a la imagen de grupos de personas quemando libros o desfilando al paso de la oca, me enciendo y comienza la escritura automática...

Tres respiraciones profundas. Momento tila...





...Y a seguir.

Lo que quiero decir es que la “perspectiva del observador”, no es algo ajeno a la psicoterapia, ni puede serlo.

Volviendo a Pinillos, las diferentes psicologías o modelos no nacen de la experimentación, sino desde una “perspectiva de observador” previa. Para Pinillos la pregunta clave es “¿Qué es el hombre?”. La respuesta nos da un modelo u otro de psicología: cognitivo, conductual, sistémico, humanista, existencial, psicodinámico, gestalt, etc.

La respuesta a la pregunta que plantea Pinillos siempre se da desde una “perspectiva del observador”. 

Paso a la cuestión de  la “conciencia de nuestro estado”.

Retomando a Pinillos, éste reflexiona sobre el sentimiento de falsa libertad. En toda cultura existen metas para los miembros de ésta que se transmiten de generación en generación. Pero aunque los fines son rígidos (acumular riqueza, éxito social, etc.) los medios para conseguir estas metas se pueden escoger a modo de menú del día. Este hecho es el que crea la falsa vivencia de libertad. Falsa, porque tras la aparente libertad de elegir se encuentran las metas y las reglas que son anteriores al propio acto de nacer, vienen impuestas.

Para ahondar en los condicionamientos, voy a valerme de un ensayo de Castilla del Pino (1922-2009) y de una metáfora: el personaje, que puede aclarar (o no) la cuestión de la conciencia y la libertad:

“El grupo, para el personaje actúa de modo de espejo, incluso cuando hace de espejo deformante. ... Se sabe que cada actuación del personaje funciona focalizadamente con miras a la provocación del efecto personaje: si éste se produce, el personaje adquiere la confirmación de la validez de sus actuaciones, y prosigue en idéntica dirección. No así, claro es, en la circunstancia contraria”

Todos las niñas y los niños, desde que nacemos, buscamos nuestro lugar en el mundo de la misma forma que lo hace el personaje de Carlos Castilla del Pino. Buscamos la aprobación de los adultos (el espejo) que nos dicen qué actuación merece aplauso y cuál reprobación.

Sobre la cuestión de si hay algo más allá de ser títere o responsable, con todo lo dicho, voy a tratar de sintetizar de forma muy breve

La psicoterapia es una oportunidad más, no la única y quizás ni la mejor, de conocer qué tenemos de genuino y qué de personaje.

Cuando una persona llega a consulta, puede decir yo soy así. Un primer paso de toma de conciencia es aceptar que no “somos así”, que hemos llegado a ser así. Desde aquí se puede cambiar, dese "yo soy así", no es posible ningún cambio.

Una vez que reconocemos que tenemos una historia que nos marca; aceptar que en esta historia (si no es una situación de maltrato) tenemos alguna responsabilidad (no culpa), abre la posibilidad al cambio. Si la vida está en mis manos, ahora tengo la oportunidad de cambiarla, dentro de los límites que impone la realidad. 

Mi opinión es que todas/os tenemos algo de “personaje”, que en nuestra “perspectiva de observador” siempre hay algo de “la perspectiva de otros observadores”. Pero que también tenemos la capacidad de dejar de ser personaje.

Todo cambio, toda toma de conciencia, comprende un cambio en la “perspectiva del observador” en la “trama de significados, funciones y valores” que dan sentido a la realidad.

La siguiente cita de Luis Cencillo, aunque algo pretenciosa, puede ser un buen final o el inicio de otras cavilaciones y diálogos:

el ser humano enferma por la MENTIRA.

La “mentira” en que le hacen existir realimentándola el grupo familiar, el profesional, el amical y la sociedad entera mediática, política y mercantil...

Como decía Unamuno: “¡Qué me roban el alma!: No nos dejan ser lo que debemos ser. Y el terapeuta debe ser quien devuelva el “alma” al desalmado. 


JOSE LUIS PINILLOS: EL HOMBRE INCONDICIONADO (psicofonía grabada desde mi realidad de origen) 


Comentarios

  1. Gracias por ilustrarme, como siempre, y por abrirme puertas a nuevas habitaciones que explorar y también ventanas por las que me entran nuevos conocimientos (esto es una fórmula retórica de cortesía, escrita para el blog; si hubiéramos estado charlando como hace unos días el agradecimiento hubiera sido mudo pero de ojos como platos y orejas como embudos, como cuando te escuche hablar sobre el nacimiento de la propiedad privada -porfa, recuérdame libro y autor, mi vitamina B12 va subiendo pero aún sigue baja-).

    Y sí; lo has definido muy bien con la expresión “crear realidad”, aunque yo me expliqué pobremente y mal al plantearlo desde la figura del observador: un ente meramente subjetivo y de productividad limitada.

    Disculpa mis divagaciones fruto de no tener idea profunda de lo que hablo. Surfeo sin sumergirme por falta de tiempo y de capacidad. Tomo prestados fragmentos de aquí y allá, científicos y artísticos, empíricos y especulativos, lógicos y estrambóticos, para elaborarme un sistema de creencias (o de "dudencias") propio y flexible que, por propio, superficial e improvisado, siempre me resultará provechoso de alguna manera, aunque sea también arbitrario, engañoso y esté en constante entredicho.

    Pero me preguntaba si existiría un puente para el propio paciente entre la conciencia de su situación y la consciencia de las infinitas probabilidades que coexisten con su situación. Y si ese puente de ciencia ficción y películas de cine que permitiría pasar de un estado a otro como se cambia de carril ya se está tendiendo o proyectando. Como no tengo idea ni experiencia en psicología (más allá de unos test que me hicieron de adolescente y en el ejército) es muy probable, como apuntas, que todo esto exista ya y, simplemente, yo no lo sepa como tantas y tantas cosas :-)

    En física cuántica “para simples” me pareció entender que existen una serie de principios y que todos orbitan alrededor de una figura protagonista que es la del observador: un ser condenado a percibir mas no poder experimentar todo el universo de probabilidades en el que existe, porque en tanto que observa crea su realidad y destruye sus otras realidades.

    Y aunque crea realidad, aparentemente, no tiene control sobre la realidad que crea por (imagino, por lo que se plantea en diversas disciplinas orientales) su impericia y obcecación como observador. Si todos supiéramos observar “bien”, en una realidad cuántica transplantada todos obtendríamos lo que (creemos) queremos. Pero… ¿y si estamos obteniendo lo que queremos “realmente” porque no nos estamos enfocando en observar lo que en el fondo necesitamos querer?

    El “buen” (me atrevo a decir) observador no ejerce de tal, y sabe (o le roba a Heisenberg) que desde su perspectiva el conocimiento de la realidad es limitado y que su capacidad de modificar (crear) la realidad lo es también, con lo que no hay más que incertidumbre por una parte e ilusión de control por la parte que sigue.

    También sabe (y esta vez le toma prestado a Bohr) que un elemento presenta a la vez propiedades contradictorias (o complementarias para la filosofía oriental): la piedra-piedra con sus particularidades físicas también se comporta ante nuestros ojos como un obstáculo o una oportunidad, como un impedimento o una herramienta, porque todo es yin-y-yang y encierra en sí el germen de su opuesto. Y aquí es donde tenemos (o creemos que tenemos y no se nos alcanza) la “libertad” de fijar la piedra en un estado que nos convenga o nos estorbe o permitirnos que nos deje indiferentes. (sigue->)

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  2. El observador potencial (aquí es donde entran a saco-paco las creencias y también el sentido absurdo de mi pregunta), más que saber, sospecha que en la morada cuántica de Schrödinger se esconde algo de valor, y arrambla con el principio de superposición que le permitiría estar en múltiples lugares del espacio y/o del tiempo a la vez, pues si las micropartículas que constituyen el Cosmos pueden hacerlo y yo estoy hecho de la materia que están hechas las mismas estrellas, entonces estoy conectado a todo, en todo momento y lugar. El problema con este silogismo hipotético o, mejor, esta falacia está en que NO tengo acceso ni control sobre esa conexión. Es como si tuviera un miembro paralizado que me incapacitara.

    Si lo tuviese, recogiendo el símil de la pelota que pateabas en el artículo de “la crisis de la psicología”… al jugar en el terreno cuántico puedo ser tanto balón como futbolista: Yo soy yo y mi pelota, parafraseando a Ortega, pelota que lanzo con intención pero sin deseo, entendiendo que como pelota voy donde me patean las decisiones que tomo pero que también, como elemento ajeno a mí mismo, en tanto que jugador, aunque extensión de mi pie y voluntad, voy también hasta donde las circunstancias me permiten: las interferencias y fricciones del entorno, las defensas y obstáculos que me encuentro en el camino, los demás jugadores, sus previsiones y reacciones…

    En un escenario cuántico en el que, supongamos, soy consciente de que soy (he llegado a o llegaré a ser) todos los resultados de patear el balón, que soy todas las jugadas que puedo, pude, no pude, hice y no hice con el balón y que soy todos los jugadores posibles en el momento de hacer cada jugada (activo o pasivo, motivado y no, hábil y no, enfocado y no) podría entenderse que soy realmente genuino pues soy capaz de diferenciar entre mi capacidad de jugar el balón-situación y aquello que escapa a mi control pero que puede o no jugar a mi favor (esos indiferentes preferidos o dispreferidos que decían los estoicos).

    Cuando abandone esta percepción múltiple o multiestable, por contra, seré personaje en cuanto me enfoque en una de las probabilidades y la “observe” con mis gafas significantes; si “donde pongo el ojo, pongo la bola”, ejerciendo de observador, las demás posibilidades no podrán ser, no son o no habrán sido porque habré ejercido mi deseo, más allá de la intención, de enfocarme; lo que, según dice la cuántica, elimina cualquier otra posibilidad y, según dicen Adler, Sencillo, Ellis y Pinillos, condicionará “mi” realidad, ¿correcto?

    En Reiki cuando se pone la intención en una situación del presente, del futuro o del pasado, no se debe expresar deseo en un sentido resolutorio u otro. Solo se canaliza la energía (o se intenta) hacia la situación para que la tendencia universal al equilibrio o la compensación “haga lo que tenga que hacer”. Aunque quizá eso, elegir la situación, o la persona, también nos convierta en una suerte de observador y personaje.

    Dándole vueltas a esto me doy cuenta de que este enfoque no solo carece de sentido pues me lleva sí o sí a ser observador, también está alejado de la realidad; no en el sentido de que sea especulación, sino en el de que, quizá, esté situado en un nivel de aspiraciones ajeno al de la cotidianidad. Y también en el sentido de que parezco centrarme excesivamente en la autosuficiencia del individuo, paso por alto las interacciones y relaciones con la sociedad y no presto atención a lo fundamental aquí: lo imprescindible del terapeuta para acompañar y orientar en este proceso de re-descubrimiento.

    Por mi profesión de publicitario tengo la costumbre y necesidad de cerrar los argumentos que inicio pero aquí me considero incapaz y no tengo más remedio que dejarlo abierto, como la vida misma.

    Abrazos y gracias, otra y más veces :-)

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    1. Gracias Paco por tanto cariño. No se qué decir.

      Voy a ser muy breve, o trataré de serlo.

      Lo primero que quiero aclarar es que este espacio es bi-direccional, yo también voy aclarándome, o complicándome más, con los correos y comentarios que voy recibiendo.

      La segundo, aprovechando que pasaba por aquí, aprovecho para explicar que este blog está centrado en la psicoterapia, que es algo distinto de la psicología científica. En psicoterapia hay psicopatología, en la deprimida y desorientada psicología científica, no. Esto es así, aunque gente, que no diferencian entre la psicopatología, la psicoterapia y la psicología científica, usen su título universitario para crear cierto alboroto.

      Tercero, ya aclarado que este blog trata de forma especial sobre la psicoterapia quería decirte que no hay que darle tanta importancia ni a la psicología ni a la psicoterapia, aunque confieso que para mí ha sido importante pasar por esta experiencia.

      Hay múltiples vías de crecimiento, los abuelos/as, y lo digo por experiencia propia, los padres, las madres, los hijos/as, los amigos/as, una charla, un libro, una película, una experiencia vital, las pérdidas, el paso de los años, mis paciente, ¿un blog?, etc., que ofrecen la oportunidad de crecer, de tomar conciencia y no son psicoterapia.

      Quizás los terapeutas no seamos tan imprescindible. En psicoterapia todavía lo somos, pero ya veremos con el paso del tiempo...

      Un ejempo de las múltiples oportunidades de adquirir una visión más rica de la realidad es tu reflexión (a la respuesta) y tus preguntas.

      Yo creo que éstas pertenecen al campo de la filosofía (Ortega y los estoicos) que es bastante más rica y potente que la psicología. Lugar desde donde se pueden descubrir otros significados de la realidad. Quizás por esto, la filosofía va desapareciendo de los planes de estudio. Por esto, quizás, a los psicólogos/as nos han robado la filosofía.

      El comentario del Reiki me parece más que acertado, por dos cosas. La primera: me da morbo esto de hablar de una pseudoterapia. La segunda es que, a veces, para que las cosas pasen hay que dejar que pasen, no hay que hacer nada (como comentas: sólo dejar que el universo se reequilibre).

      Paso al libro del que hablamos, que además viene al caso con el tema de la autosuficiencia:

      Leakey, R. La Formación de la Humanidad. Biblioteca de Divulgación Científica. RBA Editores. Barcelona. 1981

      No quiero dejar de recomendar, esto es para todo el mundo, una maravilla de Luis Cencillo: Cómo Platón se Vuelve Terapeuta: respuesta a Marinoff. Un nuevo procedimiento de curar por el Conocimiento, publicado por Syntagma Ediciones:

      Vivir como ser humano es hallarse simultáneamente solicitado por intereses, urgencias y metas de muy diversa naturaleza... Es comprender, es elegir, es optar, es negar, es destruir, es construir, es adaptarse, es liberarse, es mandar y es obedecer, es transigir y es poner límites...

      Te agradezco tu participación en el blog, haces palpable que este espacio, que no es plural, pertenece a personas vivas, más allá del Estímulo - Respuesta.

      Un abrazo

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  3. Bueno... quizá sí seáis imprescindibles los terapeutas durante mucho mucho tiempo; y la prueba es que llevamos siglos de aprendizaje en sociedad y de filosofía revisada y reactualizada (Marinoff, Pigliucci, por poner solo dos ejemplos muy mainstream) y seguimos sin poder ayudarnos a nosotros mismos. Y es que el paso entre una filosofía como marco referencial para un estilo o comportamiento ante la vida (a pesar de los simples aforismos y pensamientos como los de Cicerón o Marco Aurelio -tan querido por nuestro amigo Pedro-) se nos queda quizá a cierta distancia de un enfoque práctico que ayude a solucionar a un plazo relativamente corto problemas específicos de orden psicológico. Sobre esta relación entre filosofía (estoica) y psicoterapia (Victor Frankl, Albert Ellis, Aaron T. Beck)nhe encontrado algunas relaciones en el libro que intento leer en mis ratos robados, más que libres: "Cómo ser un estoico" de Massimo Pigliucci. De momento, lo dejo aquí, y ya comentaremos más. Que tengas una interesante y productiva pausa. Abrazos y gracias mil :-)

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    1. Gracias,

      Sólo te quiero comentar que hace años a algunos pacientes les recomendaba la lectura de Epicteto; el libro, que ya no tengo, acabó en un lugar mejor, la casa de uno de estos pacientes, del que como siempre aprendí quizás más de lo que él aprendió de mi...

      Un abrazo

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  4. Precisamente Epicteto es el "amigo" del autor con quien consulta, y a veces discrepa, a lo largo del libro :-)
    Muy buena recomendación. Abrazos

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