la conspiración sobre el origen del virus


 debemos de convencer al público de que cuando hablamos de un campo de investigación, tenemos la experiencia para hacerlo, que no estamos usando títulos académicos como una cortina de humo para dar una opinión privada no más valiosa que la de cualquier otra persona. Hemos visto esto durante la pandemia

 Louis Appleby, profesor de psiquiatría de la Universidad de Manchester (2021)


The Lancet acaba de revisar su opinión sobre el origen del coronavirus. 

En una carta publicada en Febrero de 2020 una larga lista de científicos catalogaron cualquier referencia al origen del coronavirus en un laboratorio como "teoría de la conspiración". Particularmente, a mí, la hipótesis del origen de laboratorio es una cuestión que me interesa bien poco. Pero si me parece esclarecedor el origen de esta carta y el uso que se ha hecho de ella. 

Sobre el origen de esta carta, publicada en febrero de 2020, Paul Thaker en el BMJ nos explica como tras ella,  se encontraban científicos con grandes conflictos de interés:

Uno de los promotores de esta campaña ha sido Peter Daszak, presidente de EcoHealth Alliance, una organización sin fines de lucro que recibió millones de dólares en subvenciones del gobierno federal de los EE. UU. Para investigar virus para la preparación para una pandemia.  A lo largo de los años, EcoHealth Alliance ha subcontratado su investigación con apoyo federal a varios científicos y grupos, incluidos alrededor de $ 600 000 (£ 434 000; € 504 000) al Instituto de Virología de Wuhan

El papel detrás de escena de Daszak en la orquestación de la declaración en The Lancet salió a la luz en noviembre de 2020 en correos electrónicos obtenidos a través de solicitudes de libertad de información por parte del grupo de vigilancia US Right To Know.

"Tenga en cuenta que esta declaración no tendrá el logotipo de EcoHealth Alliance y no será identificable como proveniente de ninguna organización o persona", escribió Daszak en un correo electrónico de febrero, mientras enviaba un borrador de la declaración a los signatarios. En otro correo electrónico, Daszak consideró eliminar su nombre de la declaración "para que tenga cierta distancia de nosotros y, por lo tanto, no funcione de manera contraproducente"

Varios de los 27 científicos que firmaron la carta que distribuyó Daszak lo hicieron utilizando otras afiliaciones profesionales y omitieron informar sobre sus vínculos con EcoHealth Alliance. 

Lo que sabemos sobre la carta  de febrero de 2020 pone en evidencia, no sólo, la corrupción en la ciencia. También deja claro que el término "teoría de la conspiración" es solamente otra herramienta usada para atacar, sin pruebas, todo lo que no coincide con la versión oficial, ahogar cualquier debate y disciplinar a la población. 

Con la evidencia actual, que es mucha, no puede haber duda de que la carta publicada en febrero de 2020 fue el fruto de una conspiración. Un acuerdo en secreto con el objetivo de atacar a otros. Esto para los que niegan la existencia de conspiraciones. Los acuerdos entre la industria, los reguladores, nuestros políticos y la prensa. 

Esta carta no sólo deja en evidencia la corrupción en la ciencia. También pone en su lugar a los verificadores y en lo que consiste el fact-checking. Que no es otra cosa que la censura de las ideas no convenientes; la defensa de la "verdad" estatal sea cierta, incierta o falsa.



Como decía, el 17 de septiembre, hace unos pocos días,  The Lancet cambió de parecer y publicaba un nuevo artículo llamando al debate científico, más vale muy tarde que nunca, sobre la cuestión del origen del virus:

Hasta ahora, no hay evidencia científicamente validada que apoye directamente un origen natural. Entre las referencias citadas en las dos cartas de Calisher y colegas, todas menos una simplemente muestran que el SARS-CoV-2 está relacionado filogenéticamente con otros betacoronavirus. El hecho de que el agente causante de COVID-19 descienda de un virus natural está ampliamente aceptado, pero esto no explica cómo llegó a infectar a los humanos. La cuestión del origen proximal del SARS-CoV-2, es decir, el virus y el huésped final antes del paso a los seres humanos, se abordó expresamente en un solo artículo de opinión muy citado, que apoya la hipótesis del origen natural, pero adolece de una falacia lógica: se opone a dos hipótesis, ingeniería de laboratorio versus zoonosis, lo que implica erróneamente que no hay otros escenarios posibles. Luego, el artículo proporciona argumentos en contra de la hipótesis de la ingeniería de laboratorio, que no son concluyentes por las siguientes razones...

....la hipótesis del pangolín se ha abandonado desde entonces por lo que todo el razonamiento debe reevaluarse.

Una evaluación basada en la evidencia, independiente y libre de prejuicios requerirá una consulta internacional de expertos de alto nivel sin conflictos de intereses, de diversas disciplinas y países


 La ciencia no es "la voz" de los científicos de un lado, como afirman los verificadores, la carta de febrero de 2020 publicada en The Lancet es una prueba de ésto.

 

Actualización:

El grupo de trabajo de Lancet que investiga los orígenes de Covid se disuelve por vínculos con el desacreditado Peter Daszak

Documentos publicados destapan la propuesta de Peter Daszak  de 2018 para ayudar al ingeniero del Instituto de Virología de Wuhan a que los coronavirus de murciélagos sean más mortales, al insertar características genéticas que son similares a las que se encuentran en el SARS-CoV-2. 

El otro lado de la ciencia. La evidencia sobre el origen artificial del coronavirus.

Comentarios públicos sobre los miembros del Grupo Asesor Científico de la OMS sobre los Orígenes de los Nuevos Patógenos




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