VACUNAS


Cuando una idea  vuelve a repetirse,  es que,
 en rigor, no fue  de veras refutada.
 Una Muñoz

El origen, el impulso inicial de este blog ha sido mi indignación por la conversión de la psicología en doma y de la medicina en veterinaria (Mira y López) en nombre de la "ciencia". Pero, aunque esta parte de reflexión  (más vale pensar que contar) sea mi principal preocupación, está unida a otras. Me produce perplejidad que, a día de hoy, haya gente que se dice escéptica  que exige fe ciega en las instituciones, tanto políticas, científicas, etc., y digo fe, porque la realidad, el mundo, no da ninguna razón a esta demanda. Me produce perplejidad la extendida confianza en los grandes medios de comunicación, aunque el caso de Monsanto haya desnudado al emperador. Me produce lástima que haya gente que viva de escribir y publicar determinadas cosas en nombre de la ciencia como: "el jamón serrano es tan peligroso como el glifosato". 

Hace unos días, una amiga me envió un correo con una noticia de 2016, la retirada del documental titulado “Vaxxed: del encubrimiento a la catástrofe” del Festival de Cine de Tribeca, Nueva York. La noticia llegaba acompañada de un “para el blog”.

Lo primero que hago es echar un vistazo sobre lo que hay en la red sobre la temática del documental y la relación entre vacunas y autismo. El guión de la prensa "seria", y de mayor difusión, es demoledor en contra del movimiento "anti-vacunas".

El guión, que se repite bajo diferentes cabeceras, que se  se mantiene con el paso de los años, es el siguiente: el movimiento anti-vacunas surge de un estudio de Andrew Wakefield, publicado en The Lancet en 1998, que asociaba autismo y vacunas. Según este guión, el estudio resultó ser una estafa, y la revista retiró el estudio. El guión sobre el movimiento anti-vacunas, por tanto, dice que éste nace a partir de un estudio fraudulento y que se extiende hasta la actualidad por motivos irracionales. Es decir, que todo nace de un error y se mantiene por idiotez.

La verdad, dan pocas ganas de seguir leyendo. Además, yo no creo (o creía) que sea descabellado afirmar que el control o desaparición de enfermedades como la viruela, la difteria o la polio, tiene alguna relación con las campañas de vacunación.

Pero hay tres, en realidad cuatro, motivos que me han llevado a ir más allá de la (des) información.

El primero, que me fío de mis amigas y amigos. Si esta noticia de 2016 era para el blog, por algo sería.

Segundo, el caso de Bayer-Monsanto ha demostrado la total parcialidad de las grandes cabeceras de la prensa. Es imposible entender las condenas multimillonarias a Monsanto en Estados Unidos con la "información" que los medios de mayor difusión han publicado hasta la actualidad, que además son los que atacan toda crítica a las vacunas.

El tercero, que cuando me hablan de los consensos científicos sobre investigación bio-médica, me pongo a temblar. Este campo de investigación se ha ganado a pulso la puesta en duda de todo lo que afirma cuando la gran industria farmacéutica está por medio. En 2015 Thomas Horton,  director  de The Lancet, fue claro y contundente: "La literatura científica, tal vez la mitad, puede ser simplemente falsa". En el caso de la investigación en bio-medicina la situación es todavía peor: "Durante décadas, ha sido casi un secreto a voces que, en algunas disciplinas, buena parte de la bibliografía era, sencillamente, errónea. En biomedicina la verdad salió a la luz en 2012. Glenn Begly era vicepresidente y director..." y podemos seguir leyendo en Investigación Y Ciencia.

En estas condiciones, como en el caso de Monsanto, hablar de "consenso científico", o de "pruebas", es sólo una cortina de humo para callar bocas. Lógicamente, dudo de todo lo que se sustenta en los consensos "científicos" y dudo de los que sacan el argumento de la "ciencia", ocultando que las farmacéuticas han corrompido completamente la base de su modelo basado en las evidencias: la experimentación.

El cuarto motivo por el que llevo más de un mes, usando ratos libres en el tema de las vacunas, es el propio contenido del documental, pues aborda el encubrimiento del Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) (1) de la posible relación entre la vacuna triple vírica y el autismo, omitiendo datos y estudios de forma deliberada, o simplemente destruyéndolos. Es lo que se afirma en el documental y no he encontrado ninguna información que desmienta este hecho. 

EL MOVIMIENTO ANTI-VACUNAS

Para empezar, por mucho que se insista en la existencia de un influyente y gran movimiento anti-vacunas, lo cierto es que yo no se donde está. Si cualquier persona hace una búsqueda en google con el descriptor anti-vacunas, si no se profundiza mucho en la búsqueda, sólo se encuetran  entradas de gente contraria a este "movimiento" o/y de artículos pro-vacunación de todo y en toda circunstancia, acompañados de fotos de niños que se ríen cuando son pinchados. Una metáfora del mundo en el que, por ahora, vivimos.

Los datos oficiales son elocuentes, hablan por sí mismos. Sobre la vacuna del sarampión, el 95% de las niñas y niños europeos reciben la primera toma de la vacuna y el 90% la segunda toma. Si tenemos en cuenta los exentos de vacunación, menores de 12 meses, alérgicas a la primera toma y otros, etc., casi el 100% de las madres y padres no se niega a vacunar a sus hijos.

No voy a interpretar el gráfico, que muestra lo extendido de la vacunación, pero desde luego, sólo con echar un vistazo por encima, es fácil observar que algo es, al menos, raro o curioso. 





La mayoría de las madres y padres no se oponen a vacunar a sus hijas e hijos, aunque existen, por ejemplo, asociaciones de mujeres que se oponen a alguna vacuna, padres y madres que vacunaron a sus hijas e hijos y que, defienden que los daños que sufren sus hijas e hijos tras vacunarlos, son culpa de esa vacuna. 

Pero desde la prensa, revistas pseudo-científicas, blogs de escépticos, etc., se ha creado una imagen deliberada sobre quienes formulan estas críticas a alguna vacuna o a las vacunas en general. Parece ser que, por un lado, están las personas contrarias al progreso, conspiranoicas, anti-científicas y las histéricas, mientras que los que defienden todas las vacunas, sin excepción, son gente pro-ciencia, educada y que huele a colonia de marca.

En este tiempo, buscando documentación, me he encontrado con un hecho curioso, la industria farmacéutica no sólo investiga sobre drogas, también se dedica a estudiar a la oposición, entiendo que para buscar la manera de bloquear la crítica. En una investigación, entre otras, publicada en The Lancet (2015), además de advertir sobre los  peligros de la libertad de expresión, se reconoce que:

"Los activistas contra la vacuna usan argumentos científicos, médicos certificados y títulos que suenan oficiales para ganar credibilidad, mientras que también se apoyan en el respaldo de celebridades."

Es cierto, el movimiento pro-vacunas, pero crítico con alguna vacuna, usa argumentos científicos y tiene el respaldo de científicos. Pero incluso, el pequeño movimiento anti-vacunas total, también tiene argumentos científicos para defender esta postura. Tanto estudios demográficos como argumentos basados en modelos de la evolución no-darwinistas.

EL DEBATE

Está siendo muy aleccionador el debate que sobre las o algunas vacunas se está desarrollando en Estados Unidos, del que es parte la película Vaxxed. Debate presente en toda la sociedad, dentro de  las instituciones científicas y en el propio Congreso. En California, el movimiento "anti-vacunas" y su influencia en la sociedad, ha llegado a ser tan grande, que "obligó" al Estado a establecer la obligatoriedad de la vacunación para todos los niños.

Este debate ha permitido que mucha información sobre el tema sea haya hecho visible. Para empezar, la gran mayoría de los padres de Estados Unidos vacunan a sus hijos, pero no de todas las vacunas, lo que muestra la existencia de una sociedad viva y crítica, lo contrario a una masa de gente abducida por  la "pseudo-ciencia", como se dice.

Las vacunas pueden causar daños. El propio director del CDC en 2009, Julie Gerberding, reconocía estos problemas en una entrevista para la CNN:

"Bueno, ya sabe, no tengo todos los hechos porque todavía no he podido revisar los archivos del caso. Pero tengo entendido que el niño tiene un ... lo que creemos que es un raro trastorno mitocondrial. Y los niños que tienen esta enfermedad, cualquier cosa que los estresa, crea una situación en la que sus células simplemente no pueden producir suficiente energía para mantener sus cerebros funcionando normalmente. Ahora, todos sabemos que las vacunas pueden ocasionalmente causar fiebres en los niños. Entonces, si un niño que fue inmunizado, tuvo fiebre, tuvo otras complicaciones de las vacunas. Y  está predispuesto al trastorno mitocondrial, puede provocar cierto daño. Algunos de los síntomas pueden ser síntomas que tienen las características del autismo."

Reconoce que la vacunación puede tener efectos graves para el niño/a vacunado/a, "síntomas que tienen características de autismo", añadiendo que pude existir una predisposición del niño a sufrir este daño. La pregunta es: ¿se exploran estas "predisposiciones" antes de vacunar?, o ¿la vacunación se convierte en una lotería?, por la información que tengo, sigue siendo una lotería, y esta es una de las quejas del movimiento "anti-vacunas". Crítica más que razonable.

Admitiendo que las vacunas pueden causar daños, y algunos muy graves, en 1986 el Congreso de Estados Unidos aprueba la Ley Nacional de Lesiones por Vacunas Infantiles,  creándose el programa federal de compensación de lesiones por vacunas (VICP). Un programa alternativo a las probables, o casi seguras, futuras demandas contra las farmacéuticas. Si las vacunas son tan seguras, ¿Por qué se blindó a la industria farmacéutica? Pues, porque sin este blindaje, la industria farmacéutica habría tenido que pagar, desde 1986 hasta la actualidad, más de 4000 millones de dólares como compensación por los daños causados por las "seguras" vacunas. Esta enorme cifra la ha pagado el VICP, con fondos públicos.

Algo pasa o puede estar pasando con algunas vacunas o con las vacunas, y aquí empieza el debate.


LA INVESTIGACIÓN

El debate, en Estados Unidos,  está centrado fundamentalmente, aunque no sólo, en una vacuna, la triple vírica (sarampión, paperas, rubéola) y su posible relación con el autismo. Ya he dicho, que la polémica se está dando en torno a algunas vacunas, no contra todas.

Esta relación es atribuida a la acción de algunos componentes de esta vacuna como el timerosal, que está compuesto en un 49,6% de etilmercurio (compuesto orgánico del mercurio), o el aluminio.

Si pasamos por alto al mega-citado Andrew Jeremy Wakefield.  El primer estudio que he encontrado, que estableció una posible relación entre el mercurio contenido en las vacunas con el autismo, es de 2001. Redwood y Bernad (2001) encuentran semejanza entre la intoxicación por mercurio y los síntomas del autismo.

En 2003, Geier y Geier publicaron su sospecha sobre la posible relación, basándose en una revisión estadística, entre el timerosal de las vacunas y los trastornos en el neurodesarrollo.

En 2004 Blaxill MF y otros, cuestionan el estudio de Nelson y Bauman que a su vez custionaba la conclusión clara de The Institute of Medicine (IOM): "la hipótesis sobre la relación entre autismo y el mercurio de las vacunas es biologicamente plausible" (2001).

Lo que es cierto, es que la mayoría de los estudios epidemilógicos (ecológicos) no encuentran una relación entre timerosal y autismo o trastornos en el neurodesarrollo. Aunque lo cierto, es que todos estos estudios han sido cuestinados, incluido el último estudio de Dinamarca, de marzo de este año, y que se nos vendió como: “de nuevo”, otro estudio no encuentra relación entre autismo y vacunas. 

Cuando dejamos los estudios ecológicos y buscamos estudios con modelos animales, la polémica continúa.

Existe un experimento  que establece la realación del daño en la agmídala con el uso de vacunas con timerosal. Este estudio experimental realizado por Laura Hewitson (2010) y llamado Influence of pediatric vaccines on amydgala growth and opioid ligand binding in rhesus macaque infants: A pilot study, se llevó a cabo con macacos a los que se les suministró las mismas vacunas que recibieron los niños entre 1994-1999, periodo en el cual se empezó a hablar de la epidemia del autismo en Estados Unidos. Según Laura Hewinto, en los monos que recibieron las vacunas con timerosal se observaron tanto cambios biológicos como del comportamiento, similares a los observados en los niños diagnosticados con Trastorno del Espectro Autista.

En 2015 se publica otro estudio, donde participa Laura Hewinton, con resultados opuestos, cuya conclusión es que no hay evidencia consistente entre los efectos de las vacunas pediátricas y déficits en el desarrollo neurológico o comportamiento aberrante en animales vacunados.

Dejando de lado el mercurio, existe evidencia más firme entre la toxicidad del aluminio de las vacunas y posibles daños a la salud. 

Enlaces de interés 




El debate está abierto, hay más estudios que cuestionan la fiabilidad de algunas vacunas o de algunos componentes de las vacunas que no he mencionado. Afirmar que hay unanimidad en la comunidad científica sobre este tema es falso. 

Aquí podríamos seguir con las puertas giratorias, la corrupción del CDC, la subvención de las farmacéuticas a las sociedades benéficas pro-vacunas, a médicos, a periodistas, pero no voy a caer en la conspiranoia, aunque la realidad está ahí.

La única conclusión que puedo sacar es, que por sobrevivencia, hay que ser escéptico. Las vacunas son un medicamento, y como con todos los medicamentos hay que informarse, estudiar los prospectos, y tomar decisiones con conocimiento de causa. 

 No niego que todas las vacunas puedan ser seguras en un alto porcentaje, como se dice, aunque creo que está por demostrar. Pero afirmar que todas las vacunas son seguras, no es una afirmación del tipo la Tierra es redonda, aunque se insista en ello.

Esta medicina basada en la evidencia tiene un problema, no es creíble. Ha hundido su credibilidad con estudios falsos, estudios a corto plazo, sin tener en cuenta posibles problemas a medio o largo plazo, problemas de replicabilidad y, sobre todo, con su exceso de avaricia y soberbia. En lugar de arreglar esto, si es posible en esta sociedad, los defensores de esta medicina han encontrado una distracción, un enemigo que ellos llaman “pseudociencia”.

Pues miren, mientras no arreglen su casa, no pidan confianza (obediencia) ciega. No cierren bocas. Yo, mientras, escuchando a M. Sandín, al margen de los cuentos y las cuentas, estoy re-pensando el tema de las vacunas o de algunas vacunas.


(1)El Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) es el principal instituto nacional de salud pública de los Estados Unidos. El CDC es una agencia federal de los Estados Unidos bajo el Departamento de Salud y Servicios Humanos y tiene su sede en Atlanta, Georgia

2010 The Lancet retira la investigación de Andrew Wakefield y John Walker-Smith

Rehabilitación del Dr. John Walker-Smith


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